Cap 06 🍎

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Victoria: Sé que es Heriberto - suspiré acariciando su mano - y estaré allí contigo... de principio a fin, te lo prometo... te pondré en la lista de trasplantes y te seguiré de cerca... sí, puedes decirme lo que quieres.

Heriberto: Gracias Victoria... por ser tan humana y ponerse en nuestro lugar... no todos lo hacen... yo sé que tiene un horario de atención aquí en la clínica y que sería muy inconveniente de mi parte pedirte eso, ¿pero podría atenderme cuando cerrara? Asumo todos los gastos adicionales, tanto de usted como de sus empleados.. Soy una persona muy influyente y importante en la ciudad, no quería que esto se convirtiera en un circo para los medios... sólo quieren una gota para hacer llover y eso destruiría mi reputación.

Victoria: Un día estuve en ese lado Heriberto y creo que no es fácil... los médicos son humanos y antes que nada tenemos que ponernos en el lugar de nuestros pacientes... la clínica generalmente cierra las 19 horas... cierro la atención a las 18 horas... podemos combinar las 18 horas en los dos días... ¿qué piensas? Y no te preocupes por nada, sé lo importante que es para ti todo esto.

Heriberto: Sería tan fácil si todos lo pensaran de esa manera - suspiré triste - haré lo que crea que es bueno para usted y me aseguro de ello, sé que los gastos aumentarán y me responsabilizo por ellos.

Oí golpes en la puerta y luego el chico entró con nuestros cafés. Le di las gracias y luego se fue, dejándonos allí. Nos quedamos durante horas hablando y riendo. Sentía que no estaba bien y quería hablar, pero aún no tenía la confianza para hacerlo. Lo dejaría en el momento en que se sintiera preparado para ello. Nos despedimos y salimos de allí.

Días después...

El tratamiento ya había comenzado y como había anticipado, no iba muy bien. Cada sesión se debilitaba más de lo que ya estaba. Como dice Victoria siempre me acompañó, desde el principio al fin en cada sesión. Leonela me buscó y conversamos. Ella quería reanudar nuestro matrimonio, pero sabía que no iba a poder confiar en ella, ¿de que adelantaría lastimarme aún más?

Ese día recibí un mensaje de ella en mi teléfono celular. Ella me esperaba en la azotea de un hotel, no me dijo mucho en el mensaje. Me cambié y decidí ir allí. Tomé la llave de repuesto con una chica en la recepción y subí. Entré en el lugar y escuché un ruido extraño. Caminé hasta la habitación y lo que vi me quitó los pies del suelo. Ella estaba en los brazos de ese hombre, totalmente sin nada, entregándose a él. Sentí que me lloraban los ojos y me dolía el corazón.

Heriberto: ¿Era eso lo que quería frotar en mi cara? - le pregunté tan pronto como ella me miró - terminó Leonela... se acabó... aprovecha a tu amante - hablé con ira y salí de allí golpeando la puerta.

Me asusté al ver a Heriberto parado allí mismo y me levanté de la cama envuelta en la sábana. Traté de ir tras él, pero Osvaldo no lo dejó.

Leonela: ¿Fuiste tu? Dime - pregunté enojada - ¿por qué hizo esto Osvaldo? ¿Por qué?

Osvaldo: Era más de la hora Leonela... deja ir a ese hombre y viene mi gatita salvaje... ahora somos yo, tú y nadie más - la llevé a mis brazos.

Leonela: No deberías haber hecho eso Osvaldo - le golpeé el pecho y le besé - perro.

Osvaldo: Te mostraré al perro aquí - la tiré a la cama y subí allí, empezando a torturarla como me gustaba.

En el auto...

Tan pronto como el ascensor se abrió, me fui a mi auto, saliendo de ese lugar. Quería gritar, desahogar toda mi rabia, pero no podía, no tenía fuerzas ni para eso. Quería llenarme la cara de alcohol y borrar en medio de aquel dolor, pero tampoco podía. Estaba sentenciado a sufrir en todos los aspectos y solo me quedaba aceptar y permitir que todo sucediera. Me tomó poco tiempo llegar a mi apartamento y acostarme. El dolor era tal que me estaba asfixiando. Sentí una presión horrible en mi pecho, seguida de ese mismo dolor lumbar tan conocido por mí. Cogí mi celular y con dificultad llamé a Victoria. Hablé con ella y se cae en mi cama.

Estaba saliendo del hospital cuando recibí una llamada de Heriberto. Me subí a mi auto y poco tiempo después fui al hotel en el que estaba. Hablé con un chico en la recepción que me acompañó hasta el ático. Él abrió la puerta y yo entré, dirigiéndome a la habitación. Vi a Heriberto acostado en la cama y rápidamente fui hacia él.

Victoria: Hola... estoy aquí... todo va a estar bien, solo déjame ayudarte - le dije quitándote la blusa... empecé a examinarle, le medí e hice un vendaje en su brazo, salía sangre en los dos catéteres - descansa un poco, yo no voy a dejarte solo, ¿Okay? - susurré acariciando su rostro.

Heriberto: Gracias - susurré somnoliento.

Le sonreí con cariño y me quedé a su lado hasta que se durmió. Limpié todo lo que había ensuciado mientras lo cuidaba y me senté en el sofá frente a la cama. No saldría de allí hasta que estuviera bien. No podría dejarte solo.

Horas después...

Abrí los ojos y me senté con cuidado en la cama. Todavía me sentía débil y somnoliento. Vi a Victoria levantarse del sofá y acercarse a la cama.

Victoria: ¿Cómo te sientes Heriberto? - lo pregunté con calma.

Heriberto: Creo que apesta - suspiré y me alejé un poco para que ella se sentara - gracias por venir, no sabía a quién llamar... no me sentía bien y pensé en ti.

Victoria: Sabe que puede llamarme siempre que lo necesite - sonríe - tenía la presión muy alta... ¿ha tenido algún estrés?

Heriberto: Fue mucho más que eso - hablé mirando lo nada - fue algo que debería haberme matado... pero ni siquiera para eso sirvo.

Lo sostuve en su mano y la apreté.

Victoria: No digas eso Heriberto... si estás vivo es porque tienes mucho que vivir... no eres así... no sé qué pasó... pero sé que es fuerte y mucho más grande que todo eso Heriberto, no puede desistir... tienes que seguir adelante, tienes que ser fuerte.

Heriberto: ¿Hasta cuando? He sido lo suficientemente fuerte Victoria... construí un imperio... me hice un nombre... conseguí el reconocimiento por el que tanto luché... formé una familia... y luego vi que todo estaba destruido... la mujer que me juró amor me engañó... me estaba engañando con su amigo... el hombre que vivía en nuestra casa - se ríe sin voluntad - me juró que nada de eso significaba nada... me amaba y quería volver a casarme... fui tan ingenuo que cay en la trampa... cuando llegué allí la encontré en sus brazos... ¿de que me adelantó todo eso, si al final me quedé solo¿... estoy en la línea de la muerte - cerré los ojos sintiendo que salían mis lágrimas, me sentía tan culpable por dejar que mi trabajo viniera antes de mi boda... cuando en realidad ya no existía el amor.

Victoria: Lo siento Heriberto - susurré acariciando su mano - desearía poder decirte algo y borrar ese dolor... esa decepción que siente... pero sé que nada podrá hacer eso - suspiré triste - no mereces pasar por eso y tonta fue ella por haber traicionado a un hombre tan maravilloso como tú - le toqué la cara y sequé sus lágrimas - ella no merece ese amor... tampoco sus lágrimas... pasó mal a poco por eso y ella se quiere vale que lo sufra... no eres culpable de nada, ¿me escuchaste? Nada... nada justifica una traición - me acerqué un poco más y le abracé como pude - no estás solo Heriberto... tiene una amiga... tu médica está aquí... te cuidaré... te prometí que estaría de principio a fin y no te dejaré - le susurré acariciándolo.

Cerré los ojos al sentir ese pequeño y cálido cuerpo acogerme y dejé que mi dolor se convirtiera en lágrimas. Victoria era una extraña en partes, pero estaba tan preocupada por mí y cuidadosa en todos los sentidos, que era imposible no sentirme cómoda con ella. Era de una paz sin precedentes. Cuando estábamos juntos podía sentir ese dolor disiparse, dando espacio a mi paz interior. No podía explicarlo, pero ella me proporcionaba cosas buenas, cosas que otra persona sería incapaz.

Heriberto: Gracias Victoria... no me canso de agradecerte por estar siempre aquí... por escucharme incluso sin tener obligación de eso - sonríe torpemente mirándola - es un dolor sin tamaño... pero lo superaré... tengo que hacerlo... tienes razón, ella no merece mi sufrimiento y no lo tendrá... te prometo que después de este susto me comportaré y me mantendré alejado de cualquier estrés... estás siendo mucho más que una doctora... ya no sé de qué hablarte... soy el paciente que más te da dolor de cabeza.

Continúa...

Te Hicieron Para Mi 🍎 - Victoria y Heriberto (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora