Capítulo 3.

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GP de Azerbaiyán.

Sergio.

Baku era uno de mis circuitos favoritos, donde más cómodo me sentía, la temporada anterior no se disputó esa carrera y estaba muy emocionado de volver a correr aquí.

—¿A dónde fuiste en la fiesta de celebración de Carlos? —Sebastián me miró con los ojos entrecerrados— cuando salimos tu ya te habías ido.

—Verstappen se lo llevo —respondió Lance por mí.

¿Había visto aquello? El no comentó o preguntó nada cuando hablamos al día siguiente.

—¿A si? —Sebastián puso los codos sobre la mesa y entrelazó los dedos— ¿A dónde?

—De regreso al hotel, estaba muy borracho y solo me ayudó.

Lance estuvo a punto de replicar, antes de que Max entrara, acompañado de Horner.

Christian me puso una mano en el hombro cuando pasó junto a nuestra mesa y saludo a mis dos acompañantes, Max, por el contrario, ni siquiera nos dirigió la mirada.

—Es un idiota —susurró Lance para no ser escuchado— olvida eso de los buenos compañeros de una vez, ni siquiera tuvo la educación de saludar.

Mi celular vibro cuando me llegó un nuevo mensaje, Lance y Sebastián se enfrascaron en una discusión sobre ser un idiota y aprender de tus errores.

El menaje era de un número desconocido.

Películas a la misma hora en mi habitación, llega puntual.

M.V.

Levante la vista hacia donde Max estaba, pero el escuchaba atentamente lo que fuera que Horner estaba explicando. ¿Cómo había conseguido mi número?

Dejé mi celular sobre la mesa, con la pantalla hacia abajo.

—Nunca debiste irte del equipo —decía Lance.

—No fue mi decisión ¿recuerdas?

—¿Estas insinuando que Checo es mejor compañero que yo? —preguntó Sebastián algo dolido.

Mi celular vibro de nuevo, mire a Max y esta vez él también me miraba a mí, hizo una seña con la cabeza apuntando a mi teléfono.

Me debes una ¿recuerdas?

Ese chico era persistente y estaba claro que se le había metido a la cabeza la idea de ser buenos compañeros, tal vez alentando por Horner.

De acuerdo.

***

La suite de Max era exactamente igual a la mía, siempre había pensado que le daban lo mejor a él, pero al parecer estaba equivocado.

—Está vez yo elegí la comida —Dijo Max, sobre la mesa de centro había varios platillos típicos del país— así que tú puedes elegir que veremos.

En ese momento a mi cerebro se le ocurrió borrar toda la información que tenía sobre películas, no podía pensar en otras que no fueran las de Marvel.

—¿Sabes qué? Elige tú, quiero ampliar mi conocimiento sobre cine.

El sonrío encantado con la idea y yo me sentí aliviado de que no se hubiera dado cuenta de lo nervioso que me había puesto sin razón alguna. No había mentido del todo, si bien tener conocimientos sobre cine era algo que en realidad no me importada, Gilda se había convertido en una de las mejore películas que hubiera visto, algo que jamás habría imaginado, pues de no ser por él ni siquiera me habría planteado la idea de verla.

Another love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora