Capítulo 22.

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Max.

El gran premio de Países Bajos concluyó con mi victoria, era la carrera en casa, en mi país, con mi gente, pero el podio me supo amargo, mi padre estaba en el hospital, Victoria, Blue y mis sobrinos estaban acompañándolo, Sergio no quería ni verme, Christian había desaparecido y yo apenas y tenía energía para seguir fingiendo que todo estaba bien.

La celebración de esa noche fue en el hospital, con mis hermanas, Charles y Lando, quienes apenas y me dejaban solo después de contarles lo ocurrido aquella terrible noche en el hotel.

Apenas dormía esas noches, cuando lograba cerrar los ojos soñaba con Sergio dejándome o con Daniel, esas pocas horas eran tan dolorosas como la realidad, el dolor no me dejaba ni siquiera mientras dormía.

Charles me había insistido en que saliéramos a comer algo, en realidad yo no tenía ganas, pero Blue parecía cansada y asustada así que pensé que sería buena idea salir y despejar un poco la mente, por alguna razón Lando se había hecho amigo de mi hermana pequeña, no entendía cómo es que antes no me había convivido con ese chico.

Cuando regresamos al hospital y vi las caras de mi hermana y su esposo, supe que las cosas iban a empeorar.

—Charles, Lando ¿Podrían llevar a mi hermana por un helado?

—Lando puede llevarla ¿verdad? —dijo Charles— Yo me quedaré contigo.

Charles me tomó de la mano y me dio un fuerte apretón, para hacerme saber que se quedaría conmigo, era agradable tener a alguien.

Él médico estaba explicándole algo a mi padre cuando entramos y por las lágrimas que corrían por sus mejillas y la palidez de su cara supe que debía ser muy malo.

—Como ya lo explicaba —dijo el médico— la evolución puede que sea lenta, nunca es igual para todos los pacientes.

—¿Qué es lo que puede evolucionar lentamente? —Charles preguntó por mí, lo agradecí ya que yo no podía articular palabras en ese momento.

—Vera —continuó el doctor— la enfermedad que le hemos diagnosticado a su padre...

—Me diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica.

Victoria lloraba con las manos en la cara y su esposo le abrazaba por los hombros intentando calmarla.

Charles puso sus manos sobre mis hombros.

—Eso... ¿eso que es? —esta vez fue el esposo de mi hermana quien preguntó, ella estaba tan conmocionada como yo.

—Es una enfermedad que afecta a las neuronas, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios.

—Quiere decir que ¿Jos perderá su capacidad de movimiento?

—Con el tiempo, pero si, la pérdida de movimiento es inevitable, la cuestión aquí es la calidad de vida, no hay medicamento alguno que cure la ELA, pero sí que ayude a retrasar la aparición de síntomas, en su padre ya han comenzado, esas caídas frecuentes, esas confusiones, son causados por la enfermedad que ya está haciéndose presente.

—¿Lo sabías? —preguntó mi hermana entre sollozos— ¿sabías de esta enfermedad o tenías sospechas antes de hoy?

Mi padre negó con la cabeza.

—Es la primera vez que alguien menciona esto, lo hicieron hace unos días, entre otros posibles diagnósticos, pero no antes de ingresar al hospital.

Yo sabía porque mi hermana estaba tan impaciente por su respuesta, quería saber si los cambios de mi padre se debían  de no querer atravesar esta horrible enfermedad solo, quería saber si solo estaba utilizándonos, pero al parecer las cosas no eran así.

Another love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora