Capítulo 12.

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Max.

Apenas Sergio y yo nos reportamos con el equipo, estos nos llenaron de trabajo, entrevistas, clips, grabaciones, sesiones de fotos y demás, pese a que estuvimos todo el día juntos no pudimos ni hablar y por la tarde él me envió un mensaje diciendo que saldría con Hamilton, Stroll, Vettel y Alonso, habría querido salir a buscarlo y gritarle que no podía salir con ellos, me moría de celos, pero tuve que tragármelos y aguantarme, solo me quedaba confiar en él.

Era una de las tardes más aburridas que había tenido en mi vida, me di una ducha, pedí comida y encendí el televisor, apenas eran las nueve y Sergio había dicho que regresaría a medianoche, aún faltaban muchas horas para que volviera.

La puerta de mi habitación se abrió, esperaba que no fuera Daniel, no estaba de humor para soportarlo, pero quien atravesó la habitación fue mi padre y eso era mucho peor.

—¿Qué haces aquí?

—Tú te tomas esto a juego ¿verdad? ¿es que no quieres el título?

—¿De qué hablas? —Mi padre siempre buscaba pretextos para reñirme, pero esta vez no había hecho nada, las prácticas comenzaban hasta el siguiente día.

—Mientras tú te ibas a vacacionar con tus amiguitos ¿Sabes que estaba haciendo Hamilton? Entrenando, volviéndose mejor piloto.

¿Quién le había dicho a mi padre donde estuve estos días?

—Hamilton es mayor, él necesita más...

—No necesita más entrenamiento, solo es más disciplinado que tú ¿Por qué crees que tiene siete campeonatos? Porque no se anda con estupideces jugando a los amigos, creí que habíamos hablado sobre tu amistad con Sainz, que habías entendido, pero ya veo que no.

—Hamilton tiene amigos, ser campeón no significa no tener amigos y estar solo.

—¿Quién te ha dicho esa tontería? ¡Eres un idiota! Alguien te habla bonito, se hacen pasar por tus amigos y tu echas todo tu esfuerzo y trabajo por la borda, no te he dedicado años de mi vida para que seas un maldito marica sentimentalista, no sirves para nada, debí dedicarle mi tiempo a tu hermana, ella no sería una decepción como tú, me avergüenza ser tu...

Sergio empujó a mi padre contra la pared, no me di cuenta a qué hora había llegado, ni que tanto había escuchado, aunque mi padre gritaba tan alto que seguro todos los que estaban en el piso lo escucharon.

—Lárgate de aquí Jos. —Jamás había visto a Sergio tan molesto, ni siquiera cuando mi padre la tomaba en su contra.

—¿Quién te crees que eres? —Mi padre se fue directamente contra Sergio.

El no soportaba la idea de ser humillado, golpeo a Sergio directo en la cara y él se tambaleó un poco hacia atrás, el golpe debió haberlo aturdido, no lo pensé dos veces, no iba a permitir que nadie le hiciera daño, ni siquiera mi propio padre, toleraba que me golpeara a mí, lo soportaba sin quejarme ni oponerme, pero no dejaría que le hiciera lo mismo a él.

El primer golpe se lo acerté directo en la mandíbula, el segundo, en el ojo izquierdo, en el tercero él se cubrió con los brazos y para el cuarto Sergio me detuvo.

—Max... Max cálmate.

No podía respirar correctamente, Sergio me limpio las lágrimas que no me había dado cuenta corrían por mis mejillas.

—¿Estás bien? —Checo sangraba del labio inferior y era lo único que me preocupaba en ese momento— ¿te duele?

—No puedo creerlo —mi padre sangra mucho más de lo que lo hacía Sergio y se incorporó al vernos— por eso has estado perdiendo el tiempo.

Another love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora