Another love.

Capítulo 7.

Max.

—Tengo que llegar al circuito antes de que mi padre se dé cuenta de que no dormí en nuestro hotel.

Daniel aún estaba acostado en la cama.

—¿por qué vino? Anoche no terminaste de decirme.

—Ya sabes —me encogí de hombros— a supervisar las cosas, pero no te preocupes por él, a mi padre no puedes interesarle menos ahora que ya no eres mi compañero.

—¿Qué pasará cuando regrese al equipo? ¿Será la misma mierda de siempre con él?

—Cuando regreses hablaré con él y con Christian, les dejaré claro que no puede meterse contigo.

Cuando Daniel era mi compañero, mi padre y él habían tenido innumerables discusiones, sobre todo porque mi padre pensaba que era un piloto de mierda y que yo debía tener un compañero a la altura, en ese tiempo no había tenido el valor de contradecirlo, de decirle que Daniel no era eso, pero ahora las cosas eran diferentes, o eso quería creer.

—Ambos sabemos que eres un cobarde cuando de tu padre se trata, jamás vas a ir en contra de él, solo asegúrate de que no esté merodeando todo el tiempo.

Habría querido contradecir a Daniel, decirle que yo no era un cobarde, pero ambos sabíamos que no era verdad, mi padre tenía una influencia sobre mí que a veces me daba miedo, no es que yo no supiera el mal padre que era, lo sabía, pero también sabía que todo lo que había hecho fue para hacer de mí el piloto que era hoy en día y eso tenía que agradecérselo, por eso me costaba tanto trabajo ir en contra de sus deseos, incluso aunque terminará lastimando a Daniel.

—Saldré primero —dije por fin— te veré en el paddock y fingiremos que acabamos de vernos, como siempre.

—te veré allá entonces.

***

Estuve esperando a Daniel cerca de media hora, siempre hacíamos esto, fingir que nos encontrábamos y así no levantar sospechas, era agotador, pero también era la única forma de mantener oculta nuestra relación y seguir fingiendo que sólo éramos amigos.

—Te lo dije enserio, a mi padre no le interesa si eres mi amigo, no ahora que ya no eres mi compañero.

—Jos es un maldito viejo manipulador —Daniel caminaba junto a mí, pero a diferencia de como lo hacía checo, él se mantenía a una distancia prudente— no sé cómo sigues aguantándolo.

—Mi padre me crio para ser un campeón, tú jamás entenderías eso.

—¿Dices que yo no estoy hecho para ser campeón?

Hablar con Daniel sobre mi padre era casi imposible, lo odiaba, tenía sus motivos, pero yo no podía dejarlo hablar mal de él y a la vez, defenderlo de Daniel, era ocasionar una pelea entre nosotros.

—Jamás dije eso —me detuve para sacar el reloj de mi mochila, no había terminado de arreglarme por salir apresurado.

—¿Qué es eso? —Daniel tomó un frasco de pastillas del interior de mi mochila— ¿estás enfermo? Debiste decírmelo, no quiero contagiarme de lo que sea que tengas.

Le arrebate el frasco para devolverlo al interior y seguir caminando.

—No son mías, son para Sergio, aquí hay muchas flores y las malditas le producen alergia, siempre las olvida así que yo...