Capítulo 21.

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Max.

La habitación estaba completamente oscura, intente levantarme de la cama, pero algo me retenía a ella, no estaba atado, pero era como si tuviera un imán que no me dejaba ponerme en pie, gire mi cabeza y vi a Checo en el sillón frente a mí, tenía una pierna cruzada sobre su rodilla y leía algo, sentí un inmenso alivio, él estaba allí, no me había dejado.

Intenté llamarlo, pero algo llamó mi atención, una luz a mi costado se encendió, gire mi cabeza y me percate de que no era una simple luz, era fuego, la habitación se estaba incendiando. Intenté levantarme de nuevo, pero era imposible, tampoco podía hablar, la voz se rehusaba a salir de mí. No podía moverme ni hablar y Sergio no parecía darse cuenta de aquello. El calor comenzó a ser casi insoportable, me dolían los pulmones y respirar se había hecho imposible.

—Mierda, Emilian —abrí los ojos y vi a mi padre parado junto a mí.

Había sido solo un sueño.

—Está bien hijo, solo ha sido un sueño, todo está bien.

Pero yo sabía que nada estaba bien, las cosas nunca volverían a estar bien, había arruinado todo, fue mi culpa que Sergio terminará odiándome, jamás debí aceptar hacer aquella estupidez. Fue mi culpa que Carlos terminará a Charles, no debí haberlo involucrado. Era mi culpa que Daniel pensara que podía hacer lo que quisiera conmigo, jamás debí darle poder sobre mí.

—No fue tu culpa —mi padre me observaba con odio en sus ojos, como tantas veces lo había hecho antes— saca esas estúpidas ideas de tu cabeza, no es culpa tuya.

—¿Cómo puedes decir eso? —todo era mi culpa y no concebía un mundo donde fuera lo contrario— Daniel y yo salíamos, yo... él... bueno nosotros hacíamos...

—No importa, no importa porque nada de esto es tu culpa, incluso si ustedes aun hubieran estado en una relación cuando esto pasó, él no tiene ningún derecho sobre ti, esto es solo su culpa.

Me di cuenta de que el odio en los ojos de mi padre no iba dirigido a mí, nunca fue dirigido a mí en realidad, él odiaba todo lo que lo rodeaba y justo en ese momento su odio estaba dirigido a Daniel.

Me senté en la cama y junté las rodillas a mi pecho, mi padre me abrazó en ese momento y me permití llorar, había llorado tanto en estos últimos dos días que me dolía la cabeza. Quería quedarme aquí, dentro de esa habitación con mi padre abrazándome y que todo el mundo que me rodeaba desapareciera.

Había deseado esto tanto tiempo, que mi padre me diera el amor que quería, que fuera el refugio que necesitaba y ahora parecía un terrible premio de consolación.

***

GP de Países Bajos.

Sergio.

Sid no dejaba de ladrar y rasgar la puerta, quería salir a hacer sus necesidades, sentía la cabeza explotar y Sid no parecía dispuesto a callarse.

—Max —no quería levantarme aún— Max, saca a Sid.

Max no respondió, siempre era lo mismo, el solo se encarga de las cosas buenas de Sid, como sacarlo a pasear, subir fotos a sus historias y jugar con él, pero cuando se trataba de sacarlo para que hiciera sus necesidades, cuando había que limpiarlas después, o darle de comer, ahí Max desaparecía.

Estire el brazo para despertarlo, pero Max no estaba. No volvería a estar a mi lado en esa cama.

Habían pasado cinco días desde lo ocurrido esa tarde en el hotel, cinco días en los que alternaba mi estado entre ebriedad y resaca, pero ahora la próxima carrera estaba cerca y tenía que estar en forma.

Another love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora