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Mateo

En el momento en el que Mía dejó su mano y me acarició la cabeza, perdí gente, quise tocarla, sentirla y me atreví a dejar reposar mi mano sobre su muslo izquierdo.

Sentí una corriente eléctrica y que no existía nada ni nadie. Solo nosotros, su mano en mi cabello, mi mano en su pierna y One Direction sonando de fondo con la canción "Steal My Girl"

¿Qué mas podía pedir? Nada, simplemente que ese momento se pausara y que durara una eternidad.

Me permití observarla mientras que seguíamos en la ruta, con el GPS de fondo. La calle estaba tranquila, íbamos en línea recta. No corríamos peligro y además, nunca dejaría que le pase nada a ella y menos estando conmigo.

Le vi su cabello rubio, cubierto por la capucha de la campera, esa campera de boca que siempre me representaba. Lo mejor es que yo la re descansaba, tiene una M tatuada en el tobillo izquierdo. La M que tenía tatuada era por su abuelo y no estaba tatuado en tinta negra el tatuaje. Era azul y amarillo, azul y oro.

Por Boca.

Por Maradona.

Yo le decía que se lo hizo por mí, la pobre no daba a más, la tenía re harta boludo.

Cuando me di cuenta, ella también me miró y me dedicó una sonrisa a boca cerrada mientras que su mano no dejaba de hacerme caricias en la parte de atrás de mi cabeza.
Le dedique la misma sonrisa y miré hacia la carretera. Nos quedaban 2 minutos para llegar al estudio.

Mía

Mateo me estuvo mirando durante todo el trayecto, lo sabía, porque podía parecer boluda, ¿lo era?, SI, pero tampoco tanto. Me digne a mirarlo y le dediqué una sonrisa a boca cerrada él me la devolvió y puso su mirada otra vez en la carretera y yo en el GPS, nos quedaban 2 minutos para llegar al estudio.

Una vez llegamos al estudio, el aparcó y me quedé re embobada viéndolo dar marcha atrás.
Una mano en el volante, la otra en la palanca de cambios. Mientras daba marcha atrás, su mano se intercambiaba entre la palanca de cambios y en mi apoya cabeza.

Tiesa quedé.

Tremenda fotografía mental me hice chabón.

Verlo así de concentrado, como se le sobresalían  algunos rulos debajo de la visera que tenía, el tatuaje del cuello, las cadenas que llevaba, el piercing de la nariz y sobre todo las pestañas tan largas que tenía el hijo de puta, más pestañas que yo tenía el gil. Verlo así me daba paz.
Nunca lo vi conducir hasta ayer y hoy quedé totalmente tiesa.

Aparco y antes de que me pudiera bajar del auto me habló.

-Avísame a qué hora te tengo que venir a recoger, estaré en mi casa pero de todos modos para ponerme facherito para ir donde el Biza- me reí y le respondí

-Bueno dale, yo te aviso antes de terminar para que puedas venir tranquilo- le dije mientras me bajaba del auto- tené cuidado con la carretera atrevido- le dije mientras le daba un beso en la mejilla, casi en la comisura de su labio porque se movió

-Por algo me dicen el Atrevido mamichula- me dijo mientras me guiñaba el ojo

Yo reí y baje del coche.

Una segunda oportunidad || TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora