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Mateo

Después de todo el tiempo que pasé pensando en cómo acercarme a Mía, finalmente me armé de valor para hacerlo. Antes de dar ese primer paso, necesitaba hablar con algunos amigos y familiares para aclarar mis pensamientos y obtener su perspectiva.

Peligro, mi padre, siempre había estado ahí en los momentos difíciles. Era el tipo de padre que podía decirte la verdad sin rodeos, y en ese momento necesitaba justamente eso.

—Che, viejo, ¿podés hablar un minuto? —le pedí, mientras me acercaba a la mesa donde él estaba sentado.

—Claro, Mateo. ¿Qué pasa? —respondió mi padre, pasándome un mate. —Sentate.

Me senté, y tomé el mate con manos temblorosas.

—Mirá, papá, estuve pensando mucho en Mía. Creo que quiero intentar volver a estar con ella. Sé que todo fue complicado antes, pero siento que si no lo intento, me voy a arrepentir.

Mi viejo me miró con una mezcla de sorpresa y reflexión.

—Escuchame, Mateo. Yo te puedo dar mi opinión, pero al final es tu decisión. Lo que tenés que pensar es si realmente estás dispuesto a enfrentar lo que pueda venir. Las relaciones no son solo momentos felices. También tienen sus desafíos y momentos difíciles. Si estás listo para eso, y si creés que ella también lo está, entonces no tengo nada que objetar. Pero hacelo con el corazón y no por impulso —me aconsejó con la calma que siempre lo caracterizó.

—Lo sé, papá. Lo he pensado mucho. No quiero cometer los mismos errores, pero tampoco quiero vivir con el peso de no haberlo intentado. —Le agradecí, sintiendo que sus palabras me dieron la claridad que necesitaba.

Al día siguiente, me encontré con Camilo, mi mejor amigo. Camilo siempre había sido mi apoyo incondicional, y necesitaba su perspectiva.

—Mateo, ¿cómo estás, loco? —me preguntó Camilo con una sonrisa mientras nos encontrábamos en la plaza del barrio.

—Todo bien, Camilo. Pero hay algo que necesito hablar con vos. Estoy pensando en intentar volver con Mía. —Le conté rápidamente, buscando una reacción.

Camilo frunció el ceño, evidentemente sorprendido.

—¿Mía? ¿De nuevo? —dijo, dejando claro que no estaba muy seguro de cómo tomar la noticia.

—Sí, Mía. Ya sé que puede parecer una locura, pero realmente siento que es lo que tengo que hacer. —Me apoyé en un banco, intentando transmitir la sinceridad en mi voz.

—Mirá, te conozco desde hace años, y sé que cuando te pones algo en la cabeza, no hay quien te pare. Si estás convencido de esto, te voy a apoyar. Pero acordate de algo: no es solo sobre lo que vos sentís. Ella también tiene que estar en la misma página. —Camilo me miró con una mezcla de seriedad y confianza. —Pero no te olvides de disfrutar el proceso, loco. Las cosas no siempre salen como uno espera, pero eso no significa que no haya algo bueno en el intento.

Luego de hablar con Camilo, me sentí más centrado. Sabía que no podía dejar que las dudas me detuvieran. A pesar de todo, necesitaba escuchar a mi mamá. Ella siempre había sido mi refugio, y sabía que su opinión me ayudaría a aclarar más las cosas.

Finalmente, fui a la casa de mi madre. Ella estaba en la cocina, preparando mate, y el aroma de la yerba me dio una sensación de calma.

—Mateo, ¿cómo estás? —me preguntó mientras me pasaba un mate

—Hola, ma. He estado pensando mucho en Mía. Quiero intentar volver con ella, pero estoy inseguro. ¿Qué opinás?

—Mateo, el amor es complicado. Si sentís que lo que tuviste con ella fue especial y creés que ambos han crecido desde entonces, entonces hacelo. Pero recordá que una relación necesita trabajo y compromiso. No podés esperar que todo sea perfecto de una vez.

—Lo sé, vieja. Estoy dispuesto a enfrentar los desafíos. He aprendido mucho y creo que puedo manejar mejor los problemas que tuvimos antes. También espero que Mía esté dispuesta a hacer su parte.

—Eso está bien. Lo importante es que te prepares para cualquier resultado. A veces, las cosas no salen como esperamos, pero eso no significa que no haya valor en el intento. Si sentís que es lo correcto, entonces seguí adelante con confianza- me dijo.

Me sentí reconfortado por sus palabras. Su apoyo incondicional y su sabiduría me dieron la confianza que necesitaba para dar el siguiente paso.

Con todas estas perspectivas en mente, me sentí listo para hablar con Mía. Sabía que no había garantías, pero me sentía preparado para enfrentar mis miedos y ver qué podía pasar. Había recibido consejos valiosos de las personas que más importaban en mi vida, y ahora era el momento de actuar según lo que sentía.

Una segunda oportunidad || TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora