Una segunda oportunidad || Trueno

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Mía

⚠️ Contenido Explícito ⚠️

Llegamos a casa de Mateo, algo perjudicados ambos.

Tomamos bastante fernet pero no para tanto. Creo.

-Bueno wacha, te presento mi humilde morada- me dijo Mateo mientras me abría la puerta principal y se posicionaba detrás de mi para dejarme pasar primero

-Muy hermosa señor Palacios- dijo yo.

Ambos subimos las escaleras para ir hacia su pieza y otra vez me estaba viendo el culo. Yo no dije nada.

Llegamos a su habitación y abrí mis ojos. Estaba ordenada.

-Que te pasó mamichula no te lo esperabas ¿no?- dijo Mateo a modo de burla

-Y como querés que me lo espere de vos si sos un cerdo- dije yo pasando por delante de él corchándole mi trasero con su entrepierna.

Con las confianzas, llegué a su guardarropa y agarré una remera grande para poder dormir y sin más me cambié en el baño en lo que Mateo se quedaba en la pieza.

Al llegar lo vi tumbado boca arriba con los brazos tras su cabeza mientras que buscaba algo en la televisión para poder ver.

Llegué y me acosté a su lado dándole la espalda. Tenía sueño.

Pero una mano me impidió dormir ya que Mateo me dio la vuelta quedando cara a cara con él. Pasó el brazo que tenía con el control por mis hombros y yo por inercia pasé mi mano sobre su panza y mis piernas encima de las suyas.

-¿Te dije alguna vez lo mucho que me gusta tu olor?- pregunto y yo negué con la cabeza- ¿tampoco te dije nunca lo que me gustaban tus ojos?- yo asentí con la cabeza- ¿y nunca te dije lo mucho que me gustás en general?- yo me quede impactada y no sabía que responder

-Cállate Mateo estas delirando por el alcohol que tenés en sangre- dijo yo riéndome mientras que apartaba su cara para que dejara de mirarme así

-Ojalá y el alcohol en sangre que tengo me hicieran valiente- dijo el

-Pero si vos sos un wacho atrevido, sos valiente para todo- dije yo obvia mientras me reía

-Con vos no, Mía- dijo el murándome fijamente a los ojos y me perdí en los ojos marrones que parecía que te podían traspasar- con vos no soy un wacho atrevido, con vos no soy Trueno- dijo seguro- con vos soy Mateo Palacios, un pibe de barrio que le dan miedo muchas cosas-dijo

-¿Qué te da miedo?- pregunté yo curiosa

-A perderte de nuevo gorda- me dijo y yo morí. Mi mirada se intercambiaba entre sus ojos y sus labios y mis mejillas se tornaron a un color rojizo. Sus ojos, a pesar de la oscuridad de la pieza, brillaban como si una sola estrella iluminará el cielo. Lo podía ver y estaba seguro de que mis ojos también brillaban.

-No me vas a perder- dije y él me miro confundido- nunca me perdiste.

Eso sirvió para que Mateo se abalanzara sobre mis labios y los devorara con lujuria, con pasión y también con amor, mucho amor.