Capítulo 8: Primera cita

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Shoto no era de esos chicos que parecían haber tenido demasiada diversión en su vida, al menos era lo que Bakugo pensaba. Desde que le conoció de pequeño, pocas veces le había visto sonreír, de hecho, el día que le emborrachó fue el día que más relajado y divertido vio a Shoto, no volvió a verle así de desinhibido de todo.

¡Una cita! Era lo que le debía tras su victoria cuando corrieron a casa de su hermano, más o menos. Habían quedado empate pero con tal de verle sonreír un poco o disfrutar, Bakugo estaba dispuesto a darle esa cita, además, su madre no paraba de insistirle con que lo llevase por ahí y disfrutasen pero... no podía ser una cita normal. Tenía toda la pinta de que Shoto siempre había hecho lo convencional. Muy posiblemente, sus citas habían pasado en restaurantes, escuchando a esos tipos hablar sobre ellos.

Uno quería poner celoso al chico que le gustaba, otro sólo se preocupaba de su trabajo... ¿A qué citas había ido Shoto? Desde luego a unas donde nadie se había molestado en preguntarle o estar pendiente de él. Bakugo observó a Shoto dormir en la cama. Ese chico tenía muy mala suerte en sus relaciones y quizá, aunque todo eso fuera una farsa, al menos podría darle algo de diversión antes de que todo volviera a ser como antes o eso pensó Bakugo.

¡Una cita diferente! Eso era lo que quería para Shoto. Algo que le gustase a ese chico, que le hiciera feliz de verdad. ¿Qué era lo que más le gustaba a Shoto? Aparte del soba frío... ¡El chocolate! De eso estaba convencido. Le había visto en el colegio y en el instituto comer casi siempre alguna barrita de chocolate. Cuando se encontraban en los supermercados, su cesta llevaba tabletas de chocolate. Bakugo sonrió.

— Vamos, dormilón, despierta o llegaremos tarde – intentó despertarle Bakugo aunque al mover su cintura con suavidad, la camiseta se levantó sutilmente.

¡Un tatuaje! Bakugo lo observó cuando Shoto movió la pierna por encima de la almohada que sostenía y se giraba más hacia la ventana intentando huir de él. No quería despertarse, pero ese movimiento, hizo que mirase la parte baja de la espalda, casi en el trasero. Sin duda era un tatuaje y uno muy sexy. Bakugo sonrió, no esperaba que Shoto tuviera un tatuaje.

Con un par de dedos, movió un poco más la camiseta para ver el tatuaje. Un árbol de la vida. Era un tatuaje bonito aunque le sorprendía que Shoto... ¡Shoto Todoroki!, señor de la seriedad, se hubiera hecho algo semejante y más en esa zona tan... comprometida.

— ¿Qué hora es? – preguntó Shoto buscando con su mano un reloj en la mesilla sin encontrarlo, ignorando completamente que Bakugo no dejaba de mirar su tatuaje.

— Las siete de la mañana – comentó Bakugo apartando los dedos de la camiseta.

Shoto estaba tan somnoliento que ni siquiera se percataba de que él le había visto ese tatuaje. No pensaba decírselo.

— ¡Oh, Dios! Es sábado – comentó Shoto – déjame dormir un poco más.

¡Dormilón! Si algo sabía de Shoto es que era un dormilón. Su hermano Touya siempre mantuvo una broma con él que decía así: "antes de las nueve y media es madrugar". Bakugo sonrió al recordar aquello. Era cierto que Shoto no tenía problemas en madrugar, pero le gustaba mucho la cama, tanto que podría haberse quedado hasta mediodía allí metido los fines de semana que podría aprovechar.

— No. Vas a despertarte, ducharte y nos vamos a una cita.

— ¿Una cita? – eso pareció despertar de golpe a Shoto, que abrió los ojos enseguida y giró el rostro para mirarle pese a que sus brazos seguían agarrados a la almohada – voy a ducharme.

— Cuando te arregles, he preparado tortitas – comentó Bakugo con una gran sonrisa al ver que Shoto se levantaba con rapidez y buscaba ya una toalla en el armario para ir a la ducha.

Todo por un "Te quiero" (Bnha, Baku-Shoto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora