Capítulo 9: El club

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— ¿Qué sientes por Tetsu?

¡La pregunta más difícil de todas y la que hizo que Bakugo abriera los ojos con inmensidad! Nunca se había planteado algo semejante.

Shoto parecía haber dudado al hacer esa pregunta. Ya habían salido de la cita de los chocolates e iban de camino al club de campo de su familia para ver el lugar tal y como prometieron, así que a Bakugo le pilló completamente por sorpresa esa pregunta, pero respondió.

— El sexo es genial – susurró – pero... no sé, no siento que sea una persona con la que quiera pasar el resto de mi vida. Es decir... no tenemos nada en común, ni siquiera sabemos de qué hablar cuando estamos a solas y, desde luego, no soy yo mismo, sólo... es sexo. Cuando salíamos de jóvenes, ya sentía lo mismo que ahora. Creo que no encajamos excepto por el sexo.

Shoto sonrió como si no se creyera estar escuchando eso de Bakugo.

— ¿Qué esperas, Bakugo? – susurró Shoto algo ofuscado – eres muy raro. Tienes miedo al compromiso, pero pareces estar buscando exactamente lo que se busca en un compromiso. El sexo es sexo... es bueno casi siempre pero... si buscas hablar con una persona, ser tú mismo con ella y esas cosas que requieren confianza y estabilidad, entonces buscas el amor, y tú le tienes fobia. Así que... Bakugo, ¿buscas amor o buscas sexo? Creo que deberías analizar eso.

¡En shock! Así se quedó Bakugo porque... quisiera admitirlo o no, Shoto había dado en el punto más doloroso de su ser. Nunca había querido comprometerse con nadie pero... tampoco quería sólo sexo. ¿Qué narices buscaba él? Por primera vez, lo vio claro. Tenía un problema con eso, con su propia decisión y Shoto lo había visto enseguida. Si él no lo hubiera dicho en voz alta, quizá seguiría ciego en ese punto, pero Shoto siempre era directo y honesto. Bakugo sonrió.

— Supongo que no sé qué estoy buscando – dijo Bakugo abiertamente.

Shoto no volvió a pronunciar palabra sobre el tema porque sabía de sobra que Bakugo jamás buscaría el amor, seguiría yendo de una relación a otra buscando el mejor sexo y poco más, al menos, eso haría hasta que él mismo no decidiera cambiar por sí mismo, analizar el problema de fondo y querer un cambio. Una persona nunca cambia si no desea cambiar, eso era lo que su familia siempre le decía a Shoto y él compartía esa opinión. El cambio siempre debía salir de uno mismo.

El club de campo donde siempre iban sus familias era inmenso pero no había cambiado en absoluto. A Shoto nunca le gustó ese sitio. Allí aprendió a jugar al tenis y algún otro deporte pero no le era demasiado atractivo el lugar. Pese a ello, como a su familia le gustaba tanto, siempre mantuvo en secreto su malestar por ese club.

Hoy no era diferente, él sonreía cuando sus familiares les hablaban con emoción sobre el lugar y lo que iban a hacer con él, sobre decoración, flores... banquete e invitados. Todos estaban tan emocionados que no podía hacer otra cosa que seguirles la corriente y ser educado respetando sus gustos.

Mientras todos hablaban animadamente en uno de los salones principales, Shoto sintió el sofoco de estar allí hablando de un matrimonio que jamás se realizaría. Casi por instinto, miró hacia Bakugo, quien mantenía el silencio tras sus padres escuchando la explicación. Él no sentía absolutamente nada, era capaz de escuchar esa alegría sin inmutarse pero él... él sólo sentía que engañaban a todos con algo que jamás pasaría. Les estaban dando ilusiones y luego, las romperían de un solo hachazo.

‒ Voy a por algo de beber, ahora vuelvo – dijo Shoto finalmente con esa excusa para poder salir del lugar. Todos asintieron pero siguieron con el tema de la boda.

¡Algo más relajado! Así se sentía al poder salir de esa atmósfera asfixiante que se había creado. Tan sólo el ruido del refresco cayendo de la máquina expendedora le hizo salir de sus pensamientos. Agarró el refresco y salió hacia uno de los jardines sentándose en los peldaños para poder beber con tranquilidad.

Todo por un "Te quiero" (Bnha, Baku-Shoto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora