El despertar de la sangre valyria (Daemyra)

Capítulo XII: El ejército de la princesa

Hola a todos! Acá por fin un buen capítulo con muchas sorpresas y el final, uf, desde ya se los aviso.

Veremos a Daemon tratando de luchar contra la nueva naturaleza que lo hace ser más instintivo y a Rhaenyra la veremos siendo una diosa jejeje. 

Empieza la semana y andará lenta la actualización, pero ya llegara el fin de semana y con ello hasta las otras historias jeje.

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Besos y abrazos.

Los soldados que Daemon había dejado cuidando a su esposa discutían.

No querían estar allí, pues la princesa podía cuidarse perfectamente sola.

Pero querían hacer más en la batalla y ellos ya habían presenciado algo increíble hace pocos días.

La princesa Rhaenyra, había masacrado enemigos ella sola. Tuvieron que justificar los cadáveres quemados diciendo que habían atacado a Syrax y la dragona había reaccionado asustada y los había quemado a todos.

Habían tenido que mentir diciendo que ya estaban muertos. Aún no entendían por qué ella había ocultado tan maravillosa hazaña.

Pero ahora, ellos ideaban un plan para que todos, incluida la princesa, pudieran participar en la guerra.

Se presentaron cuando la princesa salía de la tienda y ella entró rápidamente.

- ¿Él no se ha ido? ¿Me apresuré demasiado?- preguntó ella asustada de haber puesto un pie afuera.

- Se fue, están en el frente, nos aseguramos- dijo él y Rhaenyra los miró confundida- Traíamos unos obsequios para usted- dijo uno de los soldados y Rhaenyra sonrió al ver los obsequios.

Ella solo tenía una pechera para proteger su corazón, pero ahora ellos le habían dado casi una armadura completa.

- Está hecha casi a mi medida, pero ¿Cómo?- preguntó ella y ellos se miraron nerviosos.

- La ajustamos para usted, no somos los mejores , pero hicimos lo que se podía, si encuentra que no es digna de usted, la arreglaremos- dijeron ellos y la princesa saltó sobre ellos agradeciéndoles.

Ellos se sonrojaron ante la muestra de cariño de la princesa pero verla sonreír valía la pena el esfuerzo que pasaron tallando y ajustando esas piezas de armadura.

La princesa entró a su tienda y salió vistiendo su armadura y ellos sonrieron.

- Ahora bien ¿Por qué me han dado esto? Dudo que sea solo para que siga sacando heridos del campo de batalla- dijo ella interesada y ellos decidieron confesar lo que habían discutido.

En el campo de batalla habían muchos problemas y ellos habían descubierto barcos que habían atracado en la costa.

Por supuesto, el príncipe y sus comandantes lo sabían, pero no podían descuidar el frente en que ya estaban, y no había más dragones disponibles.

- Pero nosotros tenemos un dragón justo acá- dijo Rhaenyra comprendiendo y mordiéndose el labio.

- Nos matarán a todos por ponerla en riesgo, lo sé, pero no podemos estar sin ayudar- dijeron ellos y la princesa pensó entrar a su tienda y negarse a participar en eso.

Pero no iba a hacerlo. Era la oportunidad que había esperado toda su vida.

Realmente ellos confiaban en ella, en sus habilidades, ellos no la veían como una simple omega.

- Si él descubre que no estoy- dijo ella y uno de los hombres tomó sus manos calmándola, sabiendo que los omegas asustados solían necesitar conexión.