-Llamo al estrado a la señorita McReynolfield Thompson.- dijo el juez mirando a través de sus gafas a al público que había asistido a mi juicio y que no era poco. Había una gran sala llena de audiencia, periodistas y abogados para poder presenciar como Fiodor Kunetsov estaba siendo sentenciado por su largo historial.
Algunos se sentían estafados al ver que solo tenía 29 años, podías verlo en sus caras, algunas otras debían admirarme, pero CJ caminó despacio en un vestido negro pegado a su cuerpo delgado y curvilíneo, era corto hasta las rodillas, llevaba unas converse negras de tobillo alto y el pelo recogido en una coleta alta.
Sonreí divertido al verla porque sería divertido escuchar lo que tenía que decir. Por primera vez en un mes y medio me sentí aliviado al verla, algo se sanó en mi solo y solamente por verla.
-Srta. McReynolfield, ¿sabía usted de las intenciones de Fiodor Kunetsov?- preguntó el juez cuando CJ se hubo instalado y jurado la verdad, ella levantó la cabeza mirando a la audiencia, pero sin mirarme a mí. Lo estaba evitando por todos los medios y me sentí mal pese a que la entendía.
-No, señor juez. Cuando Fiodor Kunetsov, llegó a la comisaría ninguno de nosotros sabíamos quién era. Lo consideramos uno más, y se mantuvo conmigo cuando irrumpieron en la comisaría de policía porque detuvimos a Alexei Rumitri. Y lo hizo hasta que descubrí quién era.- explicó ella dirigiéndome la mirada. Casi la vi rodar los ojos cuando vió mi sonrisa. La audiencia se revolucionó cuando ella terminó de responder a la pregunta del juez. Mi parte narcisista sabe que era por mi sonrisa y la ligera burla que había para CJ.
-¿Qué ocurrió el día en el que irrumpieron en la comisaría por el detenido, Alexei Rumitri?- preguntó el juez haciendo que CJ mirase de nuevo al público.
-Supuse que algo iba mal, me había quedado yo a solas con Fiodor cuando atacaron la comisaría. En ese momento reaccioné y en esa sala vi caer la memoria de Alexei.- explicó seria.- Me la guardé y después, cuando llegó el refuerzo, nos detuvieron a Fiodor y a mí.
-¿Y porqué no le dio la memoria a los agentes?- preguntó el abogado que estaba en mi contra y claramente en la suya. Ella lo miró enarcando una ceja, fue tan notable que se escuchó alguna risa en la sala.
-¿Le hubiera dado usted la memoria a un tipo que se la pidió y cuando se negó, se dispuso a chantajearle con años de cárcel y su muerte por parte de la mafia rusa, por no decir que me atestaron un puñetazo cuando no quise dárselo?- preguntó ella ladeando la cabeza, el abogado se quedó en silencio un momento y ella sonrió victoriosa.- No le di la memoria a nadie porque sabía que no llegaría a ningún sitio, señor Fidyeral.
-¿Qué sucedió tras esto?- preguntó el juez cada vez más interesado en el asunto.
-Traté de localizar a alguien que pudiese abrir la memoria porque estaba cifrada, entonces fui a mi jefe, Ilya y gracias a él fue que pude abrir la memoria, pero desafortunadamente lo mataron allí en su piso y nosotros acabamos con sus agresores o nos matarían a nosotros también.- sonreí al recordar que allí, ella me había llamado genio. El juicio concluyó cuando ella terminó de relatar todo lo ocurrido en el aeropuerto, en cuanto bajó del estrado me dirigió la mirada y se mantuvo así durante unos segundos antes de ir hacia su asiento. Pude ver y sentir que luchaba con partes de ella que desconocía, que no quería aceptar en ese momento.
Levantó la mano y llamó al abogado de defensa, pidiéndole algo a lo que él asintió. CJ se levantó rápidamente y me pareció un sueño verla venir hacía mí.
-Llevo sin verte casi dos putos meses, ¿sabes lo que es eso, caramelito? Iba a enloquecer.- le aseguré en ruso haciendo enarcara una ceja.- Aunque un pajarito me ha dicho que te han ascendido, pero te has negado porque vuelves a Estados Unidos.
-Tu pajarito sabe informarse.- afirmó en ruso mirandome a los ojos.- No estaré tranquila sino te pregunto dos cosas.
-Pregúntame lo que quieras, caramelito.- dije sonriendo. En la sala la gente comenzó a alborotarse por verla hablando conmigo. Yo tenía las manos esposadas y estaba sentado cuando ella se agachó un momento.
-¿Estás enfadado por haber declarado en contra tuya, genio?- preguntó sonriendo al decir lo último. Negué enarcando una ceja, me pareció muy tierno que me preguntase esto, se ve que le atormentaba esto tanto como a mí el hecho de perderla.- También iba a enloquecer pensando en eso.- añadió en un susurro.
-En absoluto, quedaron claras nuestras intenciones desde que descubriste que era Fiodor.- aseguré haciendo que asintiese, iba a levantarse y enarqué una ceja.- La otra pregunta, CJ.
La vi titubear, sin saber a dónde mirar, ni que decir y sonreí cuando se atrevió a mirarme.
-Te he oído decirme tantas veces que te gusto, que no sé si es coña o no.- comentó agachando la cabeza y haciendo que supiese por donde iban los tiros. Me sentí impotente al llevar las esposas, por no poder acariciar su cara o plantarle un beso allí mismo sin importarme cuantas cámaras o personas hubiese allí.
-CJ, nunca bromeo con las cosas.- sentencié haciendo que ella sonriera ligeramente mirándome.- Y si tengo que decirte mil veces que te quiero, te lo diré dos mil veces hasta que me creas. Te quiero, caramelito.
-Me jodió admitirlo, pero yo también te quiero, seas quién seas.- susurró sonriendo.- Aunque seas el criminal más buscado en el mundo.
-Pero me he dejado encontrar por ti.- sentencié sonriendo con burla. El abogado en contra y el de defensa la llamaron y ella colocó las manos sobre las mías esposadas.- Solo quiero que lo digas una vez más.
-Te quiero mucho, genio.- dijo en ruso mientras se levantaba. Dejé ver una sonrisa ladina y volví l la mirada al juez que parecía haber estado pensando en qué castigo merecía. A pesar de que sabía que sería mucho tiempo, yo estaba contento tanto que sentía que se me sacudía el interior. CJ se giró un momento para mirarme y volver a mirar al juez rápidamente.
-Dados los hechos relatados hoy día 26 de septiembre, las pruebas aportadas y las declaraciones de los testigos, sumando los cargos que se le imputaban al señor Fiodor Kunetsov, hijo de Aleksander Kunetsov, hoy debo imponer una condena de 76 años de cárcel sin posibilidad de fianza.- sentenció el juez levantándose. Muchas personas se quejaron y otras aplaudieron, pero a mí no me importó.
Había escuchado un "te quiero" por parte de CJ y estaba feliz hasta que la vi limpiarse una lágrima rápidamente. Sabía que se torturaría por haber declarado en mi contra y lo sabía porque ella y yo éramos de mundos diferentes y por lo tanto las decisiones se veían diferentes.
Cuando se giró con los ojos cristalinos y mordiéndose el interior de la mejilla para no llorar, le sonreí mientras tiraban de mi brazo para trasladarme. Yo estaba tranquilo y mi gente también, por lo menos quería que ella lo estuviera.
Porque saldría de allí pronto, confiaba en eso.
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🆆︎🅰︎🅽︎🆃︎🅴︎🅳︎ (𝙇𝙄𝘽𝙍𝙊 𝙄 𝙮 𝙄𝙄)
ActionCassandraline Janahaussen McReynoldfield Thompson, para acortar CJ McReynoldfield y para acortar más: CJ. Es la jefa de la brigada antinarco tráfico. Con 25 años ha sido ya condecorada 3 veces, experta en 7 lenguas extranjeras, ex militar francotira...