Caminé despacio y con calma.
La gente se toma demasiado en serio lo de llegar puntual a algún sitio, la puntualidad es un invento del humano para hacer sentir mejor a los apresurados. Yo no lo soy y no me voy a dar prisa porque otra persona lo quiera.
Llegué al Seat Leon Cupra y sonreí apoyándome en la ventanilla del conductor.
-Acordamos una hora, deberías respetar la puntualidad.-se quejó el chico haciendo que rodara los ojos detrás de mis gafas. Qué dramático era por favor, ni que hubiera tardado dos días en venir ni algo por el estilo.- No tengo tiempo para tus gilipolleces.
-Ni yo para tus lloriqueos.-repliqué quitándome las gafas para mirarlo.- Tenemos cosas que hacer, ¿vas a dejar de reñirme y darte prisa?
-Sube al coche.-ordenó haciendo que me pusiera de nuevo mis gafas. Caminé hasta el asiento del copiloto y me senté cerrando la puerta. Miré al conductor, hoy llevaba el pelo ligeramente rizado e iba vestido de traje a pesar de que la ocasión requería un poco de discreción, más de la habitual. Al menos me había puerto un vestido negro largo y unas botas para acompañarlo. Así como un abrigo blanco sobre este.
Posé la mano, divertida por su comportamiento, sobre su rodilla.
-¿Vas a enfadarte conmigo solo por esto?- pregunté curiosa. Él me miró frunciendo el ceño y quitándose las gafas, dejándome ver aquellos ojos azules. Paseé la mano por su corbata mientras el parecía preparado para reñirme por algo inutil, absurdo e infantil.
-Sabes lo mucho que me cabrea que no cumplas.-sentenció mientras sonreía ligeramente. Tiré de su corbata para acercarlo a mí. Él volvió la mirada al frente y yo repartí besos por su cuello, paseando mi lengua por allí.
-Y tú sabes lo mucho que me pone verte cabreado.-susurré cerca de su oído mientras sonreía, puse mi mano en su barbilla para que me mirase.- Si encima de que te ayudo, te quejas, deberías replantearte tu concepto de gratitud.-aseguré soltándolo.
-Aquí no hay ayuda, hay intereses comunes y cada uno estamos mirando por el nuestro.-alegó haciendo que rodara los ojos. Subí las piernas al salpicadero y le hice un gesto después de abrocharme el cinturón.
-Cállate y arranca.-repliqué abriendo una piruleta de las que solía llevar en mis abrigos. Él no habló en todo el camino y se lo dejé pasar, tampoco tenía ganas de hablar en ese momento. Llegamos a casa de CJ y aparcamos, los días de vigilancia eran aburridos, pero él quería verla y asegurarse de que no volvía con Kai.
La vimos salir del edificio donde vivían sus padres y sentarse en los banquillos del parque. La chica era guapa, era jodidamente guapa para ser la novia de un enemigo, pero dadas las circunstancias yo no podía acercarme mucho a ella. Se la veía mal esta última semana, quizás yo había tenido que ver, pero no voy a atribuirme culpas de algo que claramente no lo es.
Miré curiosa a mi izquierda mientras saboreaba mi piruleta.
-¿Qué ves en ella?-pregunté enarcando una ceja. Es guapa, sí, pero ya le había rechazado indirectamente y sabía que no tenía oportunidades con ella. ¿Porqué no pasar página?
-Nos limitamos a colaborar.-recordó mientras yo sonreía divertida.-No eres mi psicóloga y no tengo que estar hablando esto contigo.
-Eres muy antipático, espero no ser la primera que te lo haya dicho.-me quejé masticando la piruleta. Necesitaba un chicle o de lo contrario me fumaría un cigarro. Y le prometí a mi hermana que lo dejaría.-Creo de hecho que la pregunta correcta aquí es, ¿qué veía ella en ti? Tienes un genio del demonio, así que imagino que esto es solo porque la tienes grande, sino no me lo expl....
ESTÁS LEYENDO
🆆︎🅰︎🅽︎🆃︎🅴︎🅳︎ (𝙇𝙄𝘽𝙍𝙊 𝙄 𝙮 𝙄𝙄)
ActionCassandraline Janahaussen McReynoldfield Thompson, para acortar CJ McReynoldfield y para acortar más: CJ. Es la jefa de la brigada antinarco tráfico. Con 25 años ha sido ya condecorada 3 veces, experta en 7 lenguas extranjeras, ex militar francotira...