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-Bienvenido, hijo.- mi tío me recibió con los brazos abiertos y yo lo abracé, por ambas partes suponía que era más por obligación que por otra cosa.

-Subid a CJ a mi habitación.- le ordené a Bosco. Él asintió y le hizo una seña a los hombres, yo miré a mi padre y a mí madre, y me acerqué con las muletas para abrazar a esta última.

-Me alegro de que todo haya salido bien, cariño.- susurró cerca de mi oído, la estreché en mis brazos antes de que mi padre carraspeara.

-Sabemos que saliste de la mafia por CJ, pero te volvemos a dar la oportunidad antes de que el hijo de tu tío, Ilya, adquiera ese puesto.- miré a mi tío, él siempre había anhelado el poder, para ponerse por encima de mi padre, y su hijo no era precisamente un amigo para mí, a pesar de ser primos. 

Nos odiábamos y la palabra se quedaba corta.

-Voy a pensarlo, déjame descansar, padre, y me reuniré con el consejo más tarde.- dije haciendo que él asintiera. Dejé un beso en la sien de mi madre y fui con las muletas hasta la escalera, más despacio subí hasta llegar a la primera planta, a mí habitación.

Bosco seguía allí conectando bien las máquinas de CJ, la había instalado en mi cama. Cerré la puerta y caminé hasta el mini bar que había en mi habitación, me serví algo de vodka mezclado con whisky y me senté en el sillón observando a Bosco con curiosidad.

-Dame tu opinión, sé que lo estás deseando.- dije antes de darle un trago al vaso,  el líquido pasó caliente por mi garganta y dejó un ardor terrible en ella, que rápidamente me reconfortó mientras miraba al grandullón.

-Todo esto ha pasado porque no puedes protegerla sino tienes gente contigo.- soltó terminado de clavar un vial en el antebrazo de CJ, lo había clavado con tanto cuidado que hubieras creído que aquel tipo era médico. Ella respiraba con ayuda de una máquina, porque según me informó Bosco en el avión, se había perforado un pulmón, así que la máquina la ayudaba a no hacer el esfuerzo ella sola. Menos dolor y también por eso estaba sedada.- Si Fiodor Kunetsov hubiera aceptado su futuro, esto no habría pasado, simplemente no naciste para elegir, aunque te duela oírlo. Saben de quién eres hijo, y siempre van a ir a por ti, fue una ilusión pensar que podías dejar esta vida.

Asentí de acuerdo con su opinión, quizás tenía razón pensé mientras pasaba otro trago por mi garganta. El segundo fue menos fuerte que el primero, así que lo disfruté más.

Bosco terminó y se acercó a quitarme la copa.

-Borracho no vas a poder pensar en nada, así que descansa y luego piensa. Y hazme el favor y tampoco te separes de ella, los médicos van a llegar en breve a revisarla, ya mismo los sedantes dejarán de hacerle efecto.- advirtió antes de marcharse. Suspiré con pesadez y miré a CJ tendida en la cama. Sé que su madre y su padre no aprobarían esto, así que no pedí su opinión. Tenía que protegerla, y para ello la traje a Rusia, al único sitio donde no llegaría la extradición de Estados Unidos, porque Rusia no estaba obligada a colaborar en la entrega de buscados en su país. 

Mi padre, en términos legales y sociales, tenía más poder que Estados Unidos en Rusia.

Me levanté, me quité la camiseta antes de acercarme a la cama de CJ, ella estaba dormida y tenía varías heridas en la cara provocadas por el cristal del parabrisas del coche, yo también, aunque a mí ya no me dolía nada por los antibióticos y analgésicos que tomé en el avión.  Acaricié su mejilla y observé la venda que había en su antebrazo, si estaba así es porque no debí ir a buscarla ese día. Igual sino hubiera ido, ella seguiría viva, enfadada conmigo, pero viva, agaché la cabeza dejando caer las lágrimas. 

Noté unos dedos acariciar mi pelo y luego los mismos en mi mejilla para limpiar mis lágrimas.

-¿Porqué lloras?- preguntó CJ en un susurró, hablaba pausadamente y entre lágrimas vi que hacía muecas de dolor al hablar. Se había quitado la máquina que la ayudaba a respirar y parecía hacerlo con dificultad.

🆆︎🅰︎🅽︎🆃︎🅴︎🅳︎ (𝙇𝙄𝘽𝙍𝙊 𝙄 𝙮 𝙄𝙄)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora