Odiaba admitir que de nuevo tenía razón, ese salmón a la plancha sobre una cama de arúgula y salsa de balsámico fue sublime, acompañado con el vino rosado que hacía un maridaje perfecto.—De acuerdo—dije tomando mi copa—, odio admitirlo de nuevo, pero me gustó tu elección.
—Eso me da gusto—alzó su copa en señal de brindis, esbozando otra sonrisa.
—De verdad me sorprende que ya hayas sonreído antes y no me haya dado cuenta.
—O ahora pones más atención—se encogió de hombros.
—No—solté una pequeña risa—, definitivamente eso no es, pero está bien, te ves menos gruñón.
—Ahora soy gruñón—secundó la risa. ¡Dios! Que se detuviera.
—Diría que un poco, pero en realidad es bastante.
—Bien, bien, no sonrío todo el tiempo y menos estando en mi trabajo, debo mantener cierto grado de...autoridad.
—Y créeme, lo logras—asentí—, como dije, con tu rostro gruñón.
—Sólo lo aparento—de nuevo una pequeña risa.
Al fin pude alejarme de él y su atractiva sonrisa, pues tuvo que atender a su gerente, mientras, me dispuse a disfrutar de la piscina techada y una copa de champagne acompañada de algunas fresas que una camarera me llevó. Me vi obligada a aceptar que era un Resort bastante bello y el tipo de hotel que yo reservaría en mis viajes, ciertamente tener todo con sólo levantar la mano era algo que me gustaba, pero esta vez estaba de por medio el hotel de mi abuela y la verdad es que el convivir y conocer a los demás huéspedes y pobladores me había parecido una experiencia maravillosa, el Mervent tenía eso a su favor, un lugar cálido, clásico y acogedor, ese era su concepto, no algo como el Montbel, cada uno tenía lo suyo y así estaba más que bien.
— ¿Alguna preocupación?—escuché su voz sacándome de mis pensamientos.
— ¿Eh?—salí de mi trance volteando a verlo, genial, el hombre entraba usando solamente unos shorts de nado y una copa de champagne— No, sólo estaba sumida pensando en el baile.
—Todo saldrá bien—dijo entrando al agua.
— ¿Por qué estás tan seguro?
—Porque eres determinada y un tanto perfeccionista.
—Bueno sí, lo soy, buen observador. También está el hecho de que a esto me dedico.
—Organizadora de eventos—asintió.
—Así es, trabajo con mi hermana.
— ¿Dónde?
—Nueva York—volteé a verlo—, ahí tenemos nuestra oficina principal, pero también tenemos una en la Ciudad de México.
—Vaya, mi oficina principal también está en Nueva York y es donde paso la mayor parte del tiempo.
—Esa sí que es una coincidencia enorme. Por curiosidad, ¿cuántos hoteles tienes?
—Bueno—suspiró—, tengo dos en Nueva York, uno en Los Ángeles, uno en París, uno en Nápoles, uno en Mónaco, otro en Londres, uno en Monterrey y este, es el más nuevo.
— ¿En todos esos lugares tienes oficinas?
—Fuera de los hoteles no, sólo en Nueva York, prácticamente ahí es donde vivo así que ahí está mi departamento y mi oficina aparte, pues mi constructora no sólo se dedica a los hoteles.
—Arquitecto y empresario hotelero.
— ¿Y tú?
—Organizadora de eventos y administradora de empresas, con una hermana mercadóloga y un hermano arquitecto.
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Sólo Tú (Vdy) ©
RomansaDos vidas resueltas, dos almas diferentes, dos caminos cruzados y una razón para evitar que lo sigan haciendo. Dulce Espinosa había encontrado la manera de ayudar a su abuela a no perder su preciado hotel clásico, ¿el obstáculo? Christopher Uckerman...