Capítulo 17 "Me Lo Ganaré"

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Por supuesto esa idea taladró mi mente buena parte de la noche.

Desperté con un ligero dolor de cabeza y aún con aquella idea rondándome, sin ganas de levantarme, pero lo hice, tomé una ducha, mi desayuno y salí de mi departamento.

Llegué a la oficina un tanto tarde, el tráfico había estado un poco pesado y en todo el trayecto lo sucedido la noche anterior llegó a mi memoria, tuve que dejarlo de lado en cuanto salí del ascensor, era momento de concentrarme en mi trabajo.

—Señorita Espinosa, buenos días—saludó Kelly con una sonrisa.

—Buenos días Kelly—apenas sonreí—, te encargo un café y una pastilla para el dolor de cabeza, por favor.

—Claro que sí señorita, de inmediato—asintió poniéndose de pie—. Y señorita, el señor Uckermann la espera dentro.

—¿Ah sí? —eso me sorprendió— Gracias.

Entré a mi oficina después de tomar un poco de aire, lo vi de espaldas, viendo por el ventanal hacia los edificios alrededor, con las manos en los bolsillos del pantalón y la bolsa de un restaurante sobre la mesita junto a él.

—Hola—me sorprendí de la manera tan neutral que salió mi voz.

—Hola—se giró hacia mí, esbozando una apenada sonrisa.

Me quedé ahí un par de segundos, sin saber qué decir o qué hacer, y al parecer a él le pasaba lo mismo, estaba a punto de decir algo cuando Kelly tocó la puerta, con mi taza de café y la pastilla, la cual tomé de inmediato.

—¿Estás enferma? —me vio con preocupación.

—No, sólo me duele la cabeza, no dormí bien—suspiré dejando la taza a un lado.

—Lo siento amor—caminó hacia mí—, de verdad siento mucho lo de anoche.

—Te llamé.

—No pude contestar, mi teléfono murió.

—¿Ah sí?

—Tuve que comprar otro esta mañana—me lo mostró.

—¿Por qué no llegaste a la cena?

—Me sumergí tanto en el trabajo que no me di cuenta de la hora, cuando vi el reloj eran las once, te llamé desde mi oficina, pero no entró la llamada.

—Estaba en una llamada con Maite—suspiré de nuevo.

—Amor—tomó mi mentón, obligando a que lo viera—, perdón por dejarte plantada, el trabajo me absorbió.

—El trabajo—hice una mueca con los labios.

—Sí—me vio a los ojos—. Te lo voy a recompensar.

—¿Y cómo?

—¿Qué tienes que hacer hoy?

—¿Hoy? —arqueé una ceja, sólo asintió— Pues, revisar algunos reportes que me mandaron de México, y ya. ¿Por qué?

—¿Qué tal si hoy evadimos responsabilidades y pasamos el día juntos?

—¿Y tu enorme carga de trabajo?

—La sigo teniendo, pero no hemos estado juntos tanto como quisiéramos y lo de anoche fue grave. ¿Entonces?

—De acuerdo—asentí— pero, pon un equilibrio en tu día, además de que no nos vemos o lo que pasó anoche también puedes enfermarte.

—Lo haré.

—Así que, ¿qué haremos?

—Bueno, primero—tomó mi mano llevándome a la sala—, te traje esto—sacó de la bolsa un strudel de cerezas.

Sólo Tú (Vdy) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora