~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Vi el pueblo desde el balcón de la habitación, completamente cubierto de nieve y con la iluminación navideña encendida por toda la avenida, vi el Montbel y después el Mervent, a donde nos iríamos en sólo unos minutos.
—Amor—Christopher entró a la habitación—. ¿Estás...? Wow.
— ¿Estoy wow? —sonreí caminando hacia él.
—Sí, de hecho sí—tomó mi mano para darme una vuelta, haciendo lucir el vestido rojo que esa noche usaba.
Me pegó a él, dándome un beso, tomándonos el tiempo de disfrutarlo, teníamos poco tiempo para hacerlo y por eso aprovechábamos cada momento que se nos presentaba para ello, y este parecía prometedor...parecía.
— ¡¿Ya nos vamos?! —escuchamos una voz en la puerta, seguida de otra.
— ¡Iugh! Ya se están besando otra vez.
Ambos reímos, pero no nos separamos, sus manos seguían en mi cintura y las mías alrededor de su cuello.
—Ya vamos—asintió Christopher, guiándome de la cintura hacia la puerta.
— ¿Ya llevan todo? —pregunté a los mellizos frente a nosotros.
— ¡Sí, mami! —asintió Alissa, mostrando su abrigo y el pequeño bolso a juego con el mío.
—Alexis—su padre lo vio fijamente.
—Está bien—el niño suspiró y sacó de las bolsas de su abrigo al menos cinco carros de juguete.
—Puedes llevar uno—Christopher sonrió y lo tomó en brazos, saliendo al fin de la habitación.
Nuestros hijos tenían cinco años y eran más agotadores que tres días de eventos seguidos, eran tan parecidos y tan diferentes a la vez, físicamente tenían más de su padre, aunque ambos habían heredado el color de mis ojos. Después estaba Dante, nuestro hijo de tres años, él sí era una copia exacta de su padre y muy apegado a él y por último, Nicole, nuestra pequeña de apenas un año, quien, según todos, era una mini Dulce. Sí, no habíamos perdido el tiempo, habíamos formado una bella familia y disfrutábamos de los logros que juntos construímos día con día.
Ahora, debíamos irnos, esa noche era el baile invernal en el Mervent y todos estaban muy emocionados.
Mi abuela nos recibió con los brazos abiertos y una enorme sonrisa, abrazando primero a los niños a quienes llenó de besos y al final a nosotros y a la pequeña Nicole que dormía en su cochecito.
—Pasen—nos condujo hacia el salón, llevando a cada mellizo de una mano, Dante, iba más que feliz en los brazos de su padre—. Ya están casi todos.
El baile, como el de cada estación, estaba siendo todo un éxito y la fiesta estaba en pleno apogeo, todos bailando, disfrutando de la barra de bocadillos, de las copas de champagne.
— ¿Cierre de año con un evento perfecto? —preguntó en mi oído mientras bailábamos al centro de la pista.
—Afortunadamente—sonreí sintiendo sus labios en mi cuello—, y la noche pinta para cerrar aún mejor.
—Eso puedes tenerlo por seguro, cariño—nuestras miradas se encontraron y en nuestros labios se extendían unas grandes sonrisas.
Nuestros rostros estaban a nada de unirse por el beso que venía a continuación, pero algo nos detuvo, casi no pasaba, pero esa noche la tierra nos había sorprendido con un sismo, ligero, pero se había sentido y los candelabros sobre nosotros se movían, eso no impidió que la fiesta continuara, al menos por un rato, hasta que vimos que algunos bomberos salían a prisa y detrás de ellos algunos policías, algo había pasado.
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Sólo Tú (Vdy) ©
RomanceDos vidas resueltas, dos almas diferentes, dos caminos cruzados y una razón para evitar que lo sigan haciendo. Dulce Espinosa había encontrado la manera de ayudar a su abuela a no perder su preciado hotel clásico, ¿el obstáculo? Christopher Uckerman...