Esta vez no nos acompañaría Maite, quería viajar a México y aprovecharía para ir a las oficinas de allá, bien, haríamos el viaje solos y esta vez lo pasaríamos en su casa de la isla, quería relajarse y ahí era el mejor lugar para hacerlo, yo pensaba lo mismo.
—Entonces—dijo cuando caminábamos hacia el auto del Montbel que ya nos esperaba al bajar del avión—, vamos al Mervent, convives con tu abuela mientras yo superviso el trabajo, después al Montbel y de ahí a la casa de la isla.
—De acuerdo—asentí subiendo al auto junto a él—, sólo no te tardes mucho, quiero irme a la isla pronto—lo vi con una sugestiva sonrisa.
—Dalo por hecho—sonrió acercándose a darme un pequeño pero ardiente beso.
Decidimos comer en el Montbel, un delicioso salmón almendrado sobre una cama de arúgula y rodajas de limón, acompañado de un vino rosado, todo un manjar.
—Delicioso—reconocí después del primer bocado—, de verdad delicioso.
—Como te dije, me aseguro de tener a excelentes chefs en cada hotel.
—Y como te dije—sonreí—, necesitaría probar la comida de cada uno para poder decir si es cierto.
—Bueno—soltó una pequeña risa—, en ese caso. ¿Qué tal si me acompañas a mi viaje de supervisión?
—¿Viaje de supervisión?
—Cada cierto tiempo visito todos los hoteles para supervisar su servicio, tengo pensado hacerlo en dos meses, así que, ¿qué dices? El viaje durará aproximadamente tres semanas. Siempre comienzo en Londres, me paso a Nápoles, Mónaco y al final París, después Monterrey, Los Ángeles, Canadá y termino con Nueva York.
—Muy tentador—sonreí—. Bien, yo encantada de acompañarte.
—Y yo de que lo hagas—secundó la sonrisa acercándome a él para darme un beso—, es la primera vez que iré acompañado a ese viaje.
No estuvimos ahí por mucho más tiempo, salimos hacia el yate con la intención de irnos a la isla de inmediato, nuestros cuerpos ardían de deseo por estar juntos, tanto, que ni siquiera bajó nuestro equipaje, me tomó en brazos apenas ancló el yate, eso me hizo reír, pero yo también deseaba ya estar entre sus brazos.
Nuestra ropa quedó esparcida por todo el suelo y nosotros sobre el sillón de la sala, sus manos recorriendo delicadamente mi piel, sus labios sobre los míos antes de bajar hacia mi cuello y mis senos por un rato, siguiendo su camino hacia abajo después, el primer contacto de su lengua fue electrizante y los espasmos de placer no tardaron en aparecer, ese hombre me enloquecía.
Era mi turno, me coloqué sobre él atrapando sus labios en un apasionado beso, sabía a mí y eso elevó aún más mi temperatura, bajé a su cuello y después a su pecho, así hasta que llegué a su entrepierna, mi destino. Lo vi a los ojos cuando hice el primer contacto y en ellos vi deseo puro y muy ardiente, su respiración comenzó a agitarse y mis movimientos más intensos, estaba cerca, lo podía sentir, me detuvo tomándome en brazos para colocarme sobre él hundiéndose en mi interior.
—Se siente tan bien tenerte así—jadeó despacio viéndome a los ojos.
—¿Sí? —sonreí moviéndome un poco, intensificando su jadeo.
—Ajá—sonrió mordiendo mi labio inferior.
—Eso es bueno—me moví de nuevo—, porque me encanta estar así.
No dijimos más, la pasión nos sobrepasó haciéndonos pasar un buen rato sobre ese sillón, dejando salir todo el deseo que teníamos uno por el otro.
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Sólo Tú (Vdy) ©
RomanceDos vidas resueltas, dos almas diferentes, dos caminos cruzados y una razón para evitar que lo sigan haciendo. Dulce Espinosa había encontrado la manera de ayudar a su abuela a no perder su preciado hotel clásico, ¿el obstáculo? Christopher Uckerman...