Sólo Tú (Vdy) ©

Capítulo 26 "Ayuda"

La tormenta golpeó la montaña y el pueblo durante toda la noche, el frío calaba los huesos y debía buscar una manera rápida de volver pues ella necesitaba atención médica en su pie.

— ¿Cómo está afuera? —preguntó despertando, viendo que cerraba la cremallera de la tienda.

—Pues...—volví a abrirla, mostrándole que el nivel de la nieve había aumentado.

—Debemos irnos ya—intentó levantarse, pero la detuve.

—No, tú me vas a esperar aquí, primero haré un reconocimiento del lugar, ver si el camino por donde llegué está despejado. No pienso arriesgarme a que vuelvas a lastimarte.

—Pero...

—Vuelvo en una hora—la vi a los ojos—, ¿bien?

—Una hora, Christopher—me vio fijamente—, y cuídate por favor.

—Lo haré—asentí.

Me fui después de entregarle una taza de chocolate caliente y un par de barras de avena, el viento seguía silbando igual que la noche anterior y en cualquier momento volvería a nevar; caminé varios kilómetros, viendo con frustración que el camino hacia el pueblo estaba obstruido por un enorme árbol caído y montones de nieve, la camioneta jamás pasaría por ahí, ahora, tenía que encontrar otro camino antes de pasar otra noche en el bosque, ¿lo malo? Esta parte del bosque no la conocía y por tanto no sabía si habría algún sitio que nos representara un riesgo mayor en el que ya estábamos.

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Ya había pasado de la hora que dijo se tardaría y a mi parecer el clima estaba empeorando... Un rato más, dos horas desde que se había ido y yo, inevitablemente comencé a preocuparme, el que en ese momento lo aborreciera no quitaba el hecho de que aterraba que algo le hubiera pasado, varias ideas fatales cruzaron mi mente, no podía quedarme así ni ahí, ya no me dolía tanto el pie, así que tomé mi bolsa con algunas de las cosas de su mochila y salí a buscarlo, afortunadamente, sus huellas en la nieve seguían marcadas, así que pude seguir ese rastro. Llevaba tal vez un par de kilómetros cuando mi pie de nuevo se atoró en una raíz cubierta por la nieve, eso me hizo gritar del dolor y sopesar mis opciones, definitivamente no podía quedarme ahí, lo más sensato era regresar a la tienda y fue lo que hice, llegando apenas a medio camino cuando una voz me sobresaltó.

— ¡Dulce, por Dios! —me tomó de los hombros, girándome hacia él— ¿Dónde has estado?

— ¡Christopher! —fue lo único que dije antes de lanzarme a abrazarlo— ¡Oh, temía que te hubiera pasado algo! —me separé para verlo de la cabeza a los pies— ¿Estás bien?

—Sí—me vio a los ojos, se notaba un poco confundido—, estoy bien. ¿Qué hacías acá afuera?

—Yo...—agaché la mirada— salí a buscarte, habían pasado dos horas y comenzaba a preocuparme.

—Vamos de regreso—pasó su brazo por mis hombros y me condujo hacia allá, pero mi pie apenas me dejó avanzar un par de pasos, me vio con preocupación y me tomó en brazos—. ¿Qué te pasó?

—Tropecé con otra raíz—lo vi avergonzada a lo que sólo asintió, se notaba extraño y no lograba deducir porqué.

Me regresó al suelo cuando llegamos al campamento y comenzó a guardar todo en la mochila.

—Christopher.

—Dime—me vio sin dejar de hacer su labor.

— ¿Qué pasa?

—Pues...—se quedó en silencio por unos segundos— bueno, no hay manera de regresar al pueblo, el camino está obstruido por un árbol y totalmente cubierto de nieve, o más bien, donde solía estar el camino.