Capítulo 4 "Visita"

176 28 4
                                    

Se tomó unos minutos para analizar toda la información que le di, toda excepto lo sucedido en su yate y su casa claro.

— ¿Crees que funcione?—habló al fin.

—No lo sé—suspiré—, pero no perdemos nada con intentarlo—, me encogí de hombros.

—No me gusta la idea de que pases una noche en su hotel.

—A mí tampoco, pero fue la manera en que aceptó.

—Bajo sus condiciones—se llevó ambas manos a la cadera—, tonto no es.

—Estaré bien abuela.

—Lo sé—suspiró—. Hazte cargo de eso con Holly.

—De acuerdo.

Holly se ocupó de reservar una de las mejores habitaciones para el hombre y yo de preparar algunas actividades que le mostraran la importancia de mantener al Mervent como un hotel clásico.

— ¿Qué planeas hacer?—preguntó mi hermana cuando la llamé.

—Algo con lo que los amigos de Holly y la abuela ayudarán y los mismos huéspedes.

— ¿Evento de emergencia?

—Algo así—reí.

Tenía todo listo para recibirlo y sólo esperaba la hora en que llegara al hotel, y aunque tratara de ocultarlo, los nervios habían invadido mi cuerpo desde temprano.

Estaba en mi habitación trabajando en el asunto del baile cuando lo vi bajar, encontrándolo en la recepción.

—En un momento lo llevarán a su habitación señor Uckermann—le decía la recepcionista.

—Yo lo llevo Claire—intervine.

—Oh—sonrió la mujer—, de acuerdo.

—Sígueme—me dirigí al hombre que sólo asintió a la recepcionista en señal de agradecimiento y siguió mis pasos.

Su habitación estaba en el mismo piso que la mía, a sólo un par de puertas de hecho.

Abrí dejándolo pasar para mostrarle su habitación, estilo Barroco por supuesto, con balcón hacia el lago, desde donde también se veía su Resort, el baño con muebles blancos y detalles dorados y la tina original desde su fundación en excelentes condiciones.

—Debo aceptar que la habitación es como un viaje al pasado—dijo al fin.

—Justamente—sonreí caminando hacia la puerta—, dejaré que te instales, estaré en el patio trasero.

Salí de ahí sin más, no me agradaba la manera en que me sentía al estar cerca de él y menos a solas, ahora, debía ir con Holly a poner en marcha la siguiente parte del plan.

Lo vi salir del edificio, se había cambiado de ropa por algo más casual, unos jeans negros y camisa blanca con las mangas hasta los codos y los primeros dos botones desabrochados, complementando su atuendo con unas gafas de sol. Pude darme el gusto de admirar lo guapo que se veía gracias a que yo también usaba gafas de sol, porque lo era, y él lo sabía.

—Bueno—suspiró Holly—, te dejo, es tu momento.

—Te veo en un rato—sonreí a la chica.

Christopher llegó a mi mesa en sólo unos segundos, sentándose frente a mí, sin decir nada, sólo observando todo, no sabía si con intenciones de negocios o haciendo caso a mi petición.

Vimos al señor Franklin llegar con cajas de verduras que entregó en la puerta de servicio y el beso de despedida que le dio a su esposa quien trabajaba en la cocina.

Sólo Tú (Vdy) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora