Capítulo 15 "Te Lo Recompensaré"

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Tomó mi mano llevándome con él hacia el escritorio.

—¿Qué haces? —pregunté en voz muy baja.

—Tendrás que esconderte debajo del escritorio.

—¿Qué?, ¿no tienes un baño aquí?

—Aún no—negó con la cabeza—, entra, te prometo que te lo recompensaré.

—Sí que lo harás Uckermann—apreté su rostro haciendo caso a su petición.

Escuché la puerta abrirse unos momentos después y la inconfundible voz de mi abuela acercándose.

—Aleida—saludó el hombre de quien por el momento sólo veía sus fuertes piernas—, qué sorpresa tenerte aquí.

—Quiero que me respondas algo Christopher—tomó asiento, entonces pude notar con claridad otra parte de su masculino cuerpo, sólo mordí mi labio inferior tratando de controlar mi deseo de llevar mi mano hacia él.

—¿Por qué desististe de la compra?

—Por tu nieta, Dulce—eso me obligó a asomar un poco la cabeza lanzándole una advertencia con la mirada, por supuesto a manera de que sólo él me viera, y lo hizo, de manera discreta.

—¿En qué sentido?

—Dulce es muy persuasiva y es muy buena en todo lo que hace—su mano buscó mi rostro y llevó sus dedos hacia mis labios, eso se estaba tornando peligroso—. Su idea de que viera tu hotel con ojos de huésped y ese gran baile que organizó hizo que me replanteara todo y concluí en que tenían razón, el Mervent está perfecto tal como es, excepto claro por las cosas que te propuse mejorar.

—Cuando llegaste a mi hotel presentándome esa propuesta intenté comprender qué razones oscuras tendrías para hacerlo, pero ver a mi nieto junto a ti y saber la opinión de mis nietas la verdad es que me estoy viendo muy tentada en aceptarla, pero, no te sientas tan librado de mi lupa, no he terminado de confiar en ti. Lo haré por Damián y mis nietas que al parecer sí lo hacen, así que—suspiró—, acepto tu propuesta.

—¡Bien! —respondió efusivo, pero sin sonreír— Verás que Damián y yo haremos un gran equipo y el Mervent quedará a la altura de lo que siempre ha sido.

—De acuerdo, ahora me retiro, te veré en el Mervent cuando comiencen con los trabajos.

Escuché la puerta cerrarse y después vi a Christopher hacer su silla hacia atrás.

—Se fue—extendió su mano ayudándome a salir de ahí.

—Estuve a punto de gritar cuando aceptó tu propuesta—sonreí colocándome frente a él.

—Bueno—sonrió tomándome de la cintura—, te puedo hacer gritar de otra manera.

Volvió a besarme con la misma intensidad que minutos antes, tenía la firme convicción de continuar con ese momento apasionado, pero ahora fue mi estómago quien nos interrumpió, exigía comida.

—Cierto—rio entre besos—, tenías hambre.

—Tengo—corregí secundando la risa—. ¿Podemos irnos?

—Sí—asintió tomando mi mano—, la verdad también tengo hambre.

Reconocí su auto de inmediato, un Lamborghini negro mate que por supuesto llamaba la atención de quien lo veía. Me condujo al asiento del pasajero y lo vi caminar hacia su lugar sin poder evitar una pequeña risa.

—¿Qué? —preguntó cerrando su puerta.

—Hombres—reí de nuevo abrochando mi cinturón de seguridad.

Sólo Tú (Vdy) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora