Capítulo 14 "No Será Mentira"

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Nos reunimos con la abuela durante la comida, ahora los tres juntos, se había sorprendido y alegrado al ver llegar a Maite conmigo, pero también se notaba pensativa.

—¿Estás bien abuela? —preguntó Maite después de un rato.

—Sí—suspiró—, es sólo que recibí una llamada de Christopher Uckermann hace unos minutos, pide que nos reunamos a las cinco, hace rato que no lo hacía, creí que su idea de comprar mi hotel había quedado en el olvido. Digo, me presentó la renuncia firmada y todo.

—¿Y crees que sea algo relacionado a eso? —preguntó de nuevo Maite—Tal vez viene a otra cosa.

—No lo creo, se trata de él, no puedo esperar nada bueno de ese hombre, algo se trae entre manos.

Los tres volteamos a vernos de manera discreta, creo que no sería tan fácil hablarle sobre mi relación con él y eso sólo aumentó mis nervios ya alterados de por sí.

—Estoy comenzando a dudar que acepte la propuesta—dijo Damián cuando caminábamos los tres por los jardines.

—Yo también—suspiré—, no imagino cómo reaccionará a lo mío con Christopher.

—Oigan ustedes dos—intervino Maite—, no sean tan pesimistas, la abuela tiene un mal concepto de Christopher porque cree que aún podría tener la intención de comprar el hotel, pero lo que quiere hablar con ella es todo lo contrario y el que Damián vaya a presentar la propuesta con él ayudará, estoy segura. Y tú—volteó a verme—, realmente el decirle que estás con Christopher es porque bueno, es la abuela y le contamos todo, pero en realidad el que esté de acuerdo o no es muy aparte, nos importa su opinión respecto a varios temas de nuestras vidas, pero no creo que seas de la idea que porque ella no lo acepte tú termines con él, ¿o sí?

—No—negué lentamente—, no lo haría.

—Entonces ambos tranquilos—, nos rodeó a ambos por los hombros—, independientemente de lo que la abuela diga ustedes estén felices con lo que está sucediendo en sus vidas. Tú Damián—lo vio—, trabajas para quien siempre soñaste. Y tú—me vio—, encontraste el amor, de una manera peculiar, pero lo hiciste, se hacen feliz uno al otro, fui testigo de ello. Disfruten eso.

Eso nos tranquilizó un poco, Maite siempre encontraba las palabras adecuadas para todo momento, era una excelente hermana mayor.

Caminábamos de regreso al edificio cuando lo vimos llegar por el muelle, su rostro serio, pero con la mirada iluminada en cuanto me vio. Damián y Maite nos dejaron solos una vez que terminaron los saludos, mi hermano debía ir por unas cosas a su habitación y Maite quería estar un rato en la piscina.

—¿Estás bien? —pregunté al notar que no dejaba de verme.

—Sí—sonrió viendo a su alrededor, dándome un rápido y suave beso—, pero ahora estoy mejor.

—Necesitaba eso—sonreí mordiendo mi labio inferior—. ¿Estás listo?

—Sí—suspiró—, llegó la hora.

—Te veo en mi habitación cuando terminen la reunión.

—En tu habitación eh—sonrió sugestivamente arqueando una ceja—, hoy quieres correr riesgos.

—Bueno, lo decía porque ahí podremos platicar libremente, pero—también sonreí—, ya sabes—me encogí de hombros pasando mi dedo índice por su pecho—, un poco de ese riesgo no nos vendría mal.

—Ahora sólo quiero tomarte en brazos y llevarte a tu habitación en este instante.

—Tranquilo cariño—reí—, lo harás.

Sólo Tú (Vdy) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora