Saldríamos el viernes después del desayuno y mi pretexto con mi hermana fue que me iría a los Hampton, ella sabía que cuando hacía eso me iba sola, así que no tendría que preocuparme por nada.Mi maleta estaba lista y habíamos quedado de vernos directamente en el aeropuerto, donde ya me esperaba mientras bebía una taza de café.
—Hola—saludé cuando llegué al hombre de pie frente a mí.
—¿Lista? —sonrió llevándose mi mano a los labios depositando un beso en mis nudillos.
—Sí, lista—sonreí ante el acto, caminando con él hacia una sala de espera privada y con mi maleta en su otra mano.
Una sonriente mujer llegó a nuestro lado, encargándose entonces de nuestro equipaje y documentos, dirigiéndonos después a otra sala más pequeña y con todas las comodidades posibles.
—Adelante—señaló una sala—, les avisaremos cuando su avión esté listo.
—Gracias—asintió Christopher con su característico rostro neutral.
— ¿Champagne?—preguntó un camarero apenas llegamos a la sala.
—Por favor.
Esa dualidad era interesante en cierto sentido, claro que proyectaba autoridad ante los demás, pero ante mí era completamente distinto, un Christopher que al parecer tenía exclusivamente para mí.
—Señor Uckermann—llegó la mujer que nos había recibido—, señorita Espinosa, ya pueden abordar su avión.
—Gracias—asintió de nuevo con su rostro serio.
Tomó mi mano ayudándome a levantarme y sin soltarla me guio hacia el exterior donde el avión ya esperaba por nosotros. El interior era como lo imaginaba, lujoso pero nada extravagante, bastante elegante eso sí.
—Ponte cómoda—dijo cuando llegamos a los asientos—, iré a hablar con el piloto.
—De acuerdo—sonreí ante el pequeño beso que me dio.
Tomé asiento, era bastante cómodo y espacioso, ese hombre sí que se daba una buena vida y la disfrutaba. Regresó a mi lado sólo unos minutos después, todo estaba listo para despegar y en poco tiempo ya estábamos en el aire, nos esperaban poco más de cinco horas de vuelo.
—Buen día—se acercó la azafata—, mi nombre es Lori y seré su auxiliar de vuelo. ¿Puedo ofrecerles algo?
—Un par de copas de champagne—respondió él—, nosotros te avisamos cuando se sirva la comida.
—De acuerdo—asintió retirándose.
Nos movimos a un sillón aledaño donde pudimos sentarnos juntos, disfrutando de nuestras copas y de nuestra compañía.
—Ven—tomó mi mano—, te daré un recorrido por el avión.
— ¿El recorrido durará cinco horas?—caminé con él a la parte trasera del avión.
—No—rio—, pero sí tengo pensado algo que puede llevarnos al menos un par de horas.
— ¿Ah sí?—sonreí sin dejar de caminar.
Me di cuenta de lo que hablaba cuando abrió una puerta, era una habitación con una cama y una cajonera con una televisión en la pared.
— ¿Tiene que ver con este lugar?—lo vi arqueando una ceja.
—Tal vez—sonrió tomándome de la cintura y cerrando la puerta.
La verdad es que tener sexo en un avión era mi fantasía cliché favorita, aunque llevarla a cabo en un avión privado sin duda era otro nivel para mí, el sólo voltear por la ventana y estar literal y metafóricamente sobre las nubes y disfrutando del verdadero Christopher, el que tenía sólo para mí, qué bien se sentía.
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Sólo Tú (Vdy) ©
RomanceDos vidas resueltas, dos almas diferentes, dos caminos cruzados y una razón para evitar que lo sigan haciendo. Dulce Espinosa había encontrado la manera de ayudar a su abuela a no perder su preciado hotel clásico, ¿el obstáculo? Christopher Uckerman...