Makoto siempre aspiró a ser un gran ninja sin pensar que ese sueño sería el desencadenante de un sin fin de actos completamente dolorosos para ella.
Y cuando volvió a toparse con aquella fría y oscura mirada, lo entendió todo. Él solo quería evitarl...
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La Uchiha se dirigía a un puesto de Dangos junto con Kakashi, el hambre era muy insoportable y no se le ocurrió otro mejor lugar para ir.
Según Kakashi, él debía hablar con ella de algo importante. Al estar caminando por la aldea, prefería hablar, pues todo estaba en silencio.
— Kakashi sensei, ¿sabe cómo se encuentra mi hermano?
— Él está bien Makoto — volteó a verla, ya que tenía una expresión de preocupación — No tienes porqué preocuparte por tu hermano, además, sabes lo fuerte que es Sasuke
— ¿Y la marca? — era lo que más preocupaba
— Hablaremos de eso en un lugar privado — dijo con seriedad
— Está.. bien..
Caminaron por un rato más, cuando llegaros al lugar, no habían muchos clientes, así que rápidamente pidió Dangos.
— ¿En qué le puedo ayudar?
— ¿Me puede dar cuatro raciones de dangos? — algo tímida
— Bien — respondió — ¡Salen cuatro raciones!
— Y que sea para llevar — dijo Kakashi detrás de ella
— ¿Para llevar? — volteó a verlo
— Tenemos que hablar seriamente Makoto — dijo asustandola un poco. Ella realmente no quería escuchar malas noticias de su hermano.
— ¡Listo! — el señor de la tienda extendió una bolsa junto con un papel — Aquí está la cuenta.
Iba a tomarla, pero Kakashi la tomó primero, él se puso delante de ella, dejándola confundida, pero se quedó callada. Después de unos segundos, simplemente vio como su sensei pagaba la cuenta.
Él comenzó a caminar — Vamos Makoto, no perdamos tiempo — dijo aún caminando
Aún confundida, le recibió la bolsa al señor de la tienda — Gra..-Gracias — hizo una reverencia y corrió hacia su sensei — Kakashi sensei, eso no era necesario, en serio, yo podía..
— Eso ya no importa — parecía estar sonriendo debajo de la mascarilla — Andando Makoto
— Gracias.. Kakashi sensei — soltó apenada
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Ambos se sentaron en una banca ubicada en las afueras de un parque. De la bolsita, ella tomó dos raciones de dangos y las otras dos se las dio a su sensei.
— ¿Eh? Pero creí que..
— Era para ambos — rió — También había pensado en usted — decía para comenzar a comer.
