Makoto siempre aspiró a ser un gran ninja sin pensar que ese sueño sería el desencadenante de un sin fin de actos completamente dolorosos para ella.
Y cuando volvió a toparse con aquella fría y oscura mirada, lo entendió todo. Él solo quería evitarl...
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La brisa del viento golpeaba el césped. Gaara y Kimimaro estaban a distancia.
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Lee se puso en posición de ataque levantando su brazo — Lee, no lo hagas, estás herido y sangrando — aquel líquido rojo goteaba.
Gaara veía la sangre con cierta culpa — Yo me encargo — habló fríamente
— No por favor, sólo apóyame — dijo corriendo hacia Kimimaro.
La arena de Gaara lo detuvo haciéndolo caer de cara, pero igualmente fue atrapado por su arena. — Tengo arena en la boca — pronunció aún con la cara en la arena — ¿Podrías alejarte por favor? — se quejó de dolor al instante
— Tú y Makoto no pueden hacer nada en su estado actual. — se acercaba a Kimimaro — Yo lo haré.
Ella puso una mano en la frente negando la torpeza de su amigo — Al menos por esta vez — imploró con la mirada
Lee asintió levemente — No vayas a bajar la guardia. Él saca sus huesos para atacar y tiene la capacidad de sacarlos de su cuerpo, y los maneja a voluntad propia. — advirtió
— Gaara, Kimimaro crea nuevos huesos, no te sorprendas si no termina de sacarlos todos. — lo tomó del brazo — Por favor ten cuidado. — colocó su mano sobre la de ella mirándola fijamente
— Tu eres Gaara del desierto — interrumpió — y manipulas arena, de ahí tu nombre.
Gaara apartó con "delicadeza" la mano de Makoto, para comenzar a caminar unos pasos más adelante.
Kimimaro volvió a sacar los falanges lo cual disgustó a Gaara, él lanzó su arena hacia él atacándolo a la vez que evitaba el ataque de los falanges.
— Gaara del desierto, un apodo muy estúpido, ¿no lo crees? — miraba con odio — No eres nada sin tu arena — atacó con sus huesos.
A Gaara poco parecía importarle lo que Kimimaro decía, solo se concentraba en sus próximos movimientos.
