Makoto siempre aspiró a ser un gran ninja sin pensar que ese sueño sería el desencadenante de un sin fin de actos completamente dolorosos para ella.
Y cuando volvió a toparse con aquella fría y oscura mirada, lo entendió todo. Él solo quería evitarl...
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Se despidió igual, pero al voltear Naruto estaba enojado y de brazos cruzados.
— ¿Y bien?
— ¿Qué?
— ¿Me vas a explicar? — levantó la voz
— Hey, no grites, estamos en público y no es nuestra aldea. — estaba por irse pero le retuvo el brazo
— No te vayas, es tu forma de decir que no quieres hablar
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— Pero, ¿Por qué te enojas? Son solo cartas..
— No es solo eso… me lo ocultaste — bajó su mirada — Yo quería acompañarte en todo… creí que tenía tu confianza como un hermano, así como el de Sasuke.
— ¡No te tengo que contar todo lo que hago en mi vida! — le gritó — ¿O acaso tú lo haces? — no respondió lo que le dió a entender que no lo hacía.
Se tocó el puente de la nariz exhalando — Mira Naruto, cuando tú te vas de misión yo me quedo sola o hasta cuándo estás en la aldea también quieres hacer tus cosas y yo no te detengo. Por eso es que a veces me siento tan sola que no sé con quién pasar el tiempo, — cerró los ojos con fuerza — le empecé a escribir a Gaara cuando me perdía en momentos de intensa soledad…
— Pero, ¿qué hay de los demás? — miró confundida — ¿Por qué solo yo soy quien te deja sola? ¿Sakura o Neji o Shikamaru o los demás?
— No soy tan unida a ellos.. Ellos están ocupados en su vida, no les puedo exigir que estén conmigo en todo momento. — se sentiría mal pero es la verdad — ¡Tsk! Naruto, todo esto me causa dolor de cabeza, iré al hotel a darme una ducha fresca, por favor ya no hablemos del tema. Recuerda que Gaara también es un amigo muy preciado para mí, él me acompañó en muchas ocasiones y yo no lo dejaré de lado.
— Espera Makoto..
Cuando volteó bruscamente, no tenía la menor idea de que el mismo Gaara estuviera ahí parado observando todo. Literalmente sus rostros estaban a escasos centímetros, ella hasta sentía su respiración.
