capítulo 1

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Capítulo 1
Maddox Phoenix.

──¡Maddox! ──Gritan. ──. ¡Maddox!

Todos los corredores nos agachamos, poso mis pies en los bloques que sostienen mis pies, mis manos tocan el pavimento, y elevo mi mirada posando mi vista hacia la meta.

Correr…

Correr es liberador, es vida para mí.
El disparo resuena y la postura de salida me da el impulso para salir corriendo con todas mis fuerzas.

Los gritos quedan atrás, solo estoy conectado con el viento y la fuerza de mis piernas. Siento la cercanía de mis rivales y acelero el paso siguiendo los latidos de mi corazón.

Llego a la meta, y la satisfacción me embarga, bajo la velocidad y me inclino hacia delante para tratar de recuperar el aliento.

El sonido externo vuelve. 

Puedo observar a las chicas en las gradas aplaudiendo y gritando por mi victoria, Travis mi mejor amigo y perdedor se acerca para estrechar su mano conmigo.

Esta agitado al igual que yo. Bufa y sonrie divertido.

──Eres un maldito idiota. 

──Y tu más lento que una tortuga. ──farfullo haciendo que ría.

Caminamos con el calor de nuestro músculos hacía el centro donde el entrenador y el reto del equipo nos espera con bebidas para hidratarnos.

──Buen tiempo, Phoenix. ──Sisea el entrenador Conner.

──¿Cuánto?

──12.5 segundos. 

Frunzo los labios, aún no superó ese tiempo, tengo que hacerlo.

Paseo mis manos por mi cabello sudado, recibo un vaso de parte de Travis, y sorbo el contenido helado de un solo trago.

──Tienes admiradoras. ──Señala hacia las gradas.

──Mmm.

Giro levemente hacia ese punto, noto a Stassie con sus amigas, su cabello rubio es el punto de referencia de su presencia pero  alguien en todo el inicio de las gradas me hace desviar mi enfoque, su cabello oscuro y muy largo no pasa desapercibido y menos la palidez de su piel, se aferra con fuerza a lo que lleva en sus manos al sentir que la observo y se gira de golpe para alejarse.

──Parece un fantasma. ──Sisea Travis. ──. Alguien debería decirle que existen las playas y los bronceados artificiales.
No digo nada.

──¡A las duchas! ──Grita el entrenador.

Siento el calor en mis músculos cuando empiezo a caminar, y me gusta.

Estoy en el último año de la preparatoria, ultimo año… En busca de una beca universitaria por atletismo.  Pronto vendrán los agentes, los rumores aumentan tensiones. Mucha presión, demasiada.

Estoy esperando la respuesta de varias.
Pasamos de las duchas a terminar las clases del día, camino junto a Travis con el cabello aún húmedo y mi bolso acuestas.

──Se habla de una fiesta en casa de Laurel. Deberíamos ir.

Abro mi Jeep negra y dejo mi bolso en el asiento de copiloto.

──No creo que sea buena idea. Habrá licor… y no podemos, tenemos las pruebas la semana que viene. No puedo fallar y tú tan poco.

Bufa.

──No tomaremos. Sólo bailaremos, veremos chicas lindas y pasaremos el rato. Hemos estado entrenando muy duro. ──Musita.

──Ok. Sólo un rato.

Sonríe en demasía, y asiente feliz.

──¿Pasas por mi?

Elevo mis cejas.

──¿También debo buscarte? ──Cuestiono con fingida molestia.

──¿Que te cuesta? Mi auto está en el taller, y lo sabes.

──Ok, ok. Hasta la noche.

Subo a mi Jeep ignorando su gruñido. Noto en la distancia como Chloe Faith quién en algún momento fue mi Crush cuando era un pequeñuelo aparca su auto justo en la entrada de la preparatoria para recoger a su hermana, a Alana Faith. La misma chica que estaba hace un par de horas viéndome en las gradas.

Curso gran parte de mis clases con Chloe, y aunque no cruzamos palabras se que es muy sobreprotectora con quién comparte la misma sangre. Son dos polos completamente opuestos. Chloe es un sol, brilla, destella, deslumbra y es la chica popular… Alana es, oscuridad, sobriedad y silencio pero su rostro es incluso más bello que el de su hermana.

Travis sube al Jeep lanzando mi bolso al asiento trasero.

──¿Qué mierda?

──Que parte de que mi auto está en el taller no procesa tu cerebro. Tienes que llevarme a mi casa también.

Pongo mis ojos en blanco, y enciendo el motor para ponernos en marcha.

──¿Qué sabes de las Faith? ──Inquiero hacia Travis.

──Pues que… Chloe está como se le da la gana, y que siendo la novia de Patrick Hansen se lleva todas las miradas, aunque en realidad es Patrick quién se gana miradas por Chloe seamos sensatos. Ella es la que le da brillo.

Patrick Hansen, mariscal de campo y el niño bonito de la preparatoria.

──¿Y de… Alana?

──Ya te lo dije…  necesita sol.

Irónico.

Me quedo en silencio, y sigo conduciendo mientras mi amigo juega con la radio, al rato volvemos a una conversación estúpida sobre lo que queremos hacer esta noche en la fiesta y la verdad yo solo quiero despejar la mente de todo aquello que me agobia.

Tengo un nivel de estrés alto, me preocupa no obtener una beca.

La necesito con urgencia, quiero estudiar y quiero seguir corriendo.

Es lo que me llena de vida, es lo que me hace ser Maddox Phoenix.



****



Escuchar a mis padres discutir por las cuentas que deben pagar, es común a esta hora de la noche. Siempre hacen lo mismo luego de la cena.

Empiezan hablando, tú debes pagar esto, tu esto y luego… estallan.

Abro uno de los cajones de mi rapo, saco un par de billetes del fago que tengo guardado con mis ahorros, reviso que lleve todo en los bolsillos y bajo las escaleras haciendo ruido para que dejen de gritar, y así es…

Siempre dejan de hacerlo cuando recuerdan que estoy en casa. Ingreso a la cocina donde mi madre permanece sentada en el comedor junto a una calculadora y un par de facturas cerca, mi padre por su parte permanece pegado a la pared con sus brazos cruzados al pecho.

──Saldré a una fiesta. Llegaré tarde… trataré de no hacer ruido.

Me acerco al comedor y dejo los billetes sobre la mesa.

──Con esto podrán pagar algunas cuentas.

Mi madre niega elevando sus orbes claros hacia mi, su cabello corto y castaño se mueve a un lado cuando niega con su cabeza.

──No. Son tus ahorros…

──Mamá. Eso lo gane corriendo. Y además me va bien trabajando con Andrew.

──Maddox, tu madre y yo resolveremos. Es tu dinero y vas a necesitarlo para la universidad.

Me giro hacia el hombre que se mantiene en la distancia observando todo, mi padre es serio y callado. tenemos mucho parecido físico, altos, delgados, pero fornidos, cabello castaño liso cayendo a los lados… cuando lo veo, me visualizo a su edad.

Mis padre me tuvieron siento muy jóvenes. Fui la bendición que les llegó cuando ambos tenían 18 años. Hoy, yo tengo esa misma edad… y el sueño y trabajo duro de ambos a rendido frutos. Soy un buen estudiante, no di dolores de cabeza y desde que pude busque un pequeño trabajo ayudando a un amigo de mi padre en su concesionario.

──Voy por la beca completa. Aún me queda suficiente dinero. ──Vuelvo la vista a mi madre y poso mi mano sobre la de ella. ──. Tómalo, mamá. Por favor.

Puedo notar como brillan sus ojos. Y aunque no quiera y le duela acepta el dinero para luego extenderme sus brazos.

La abrazo con fuerza.

──Ten cuidado, cariño. Nada de licor.
──Nada. Lo prometo. ──Musito.

──¿Cómo te fue en la práctica de hoy? ──Inquiere mi papá tratando de dejar el tema de las facturas atrás.

──Bien, aunque aún no superó mi tiempo.

──Lo harás. Se que si.

Sonrío levemente.

──Como dijo tu madre. Ten cuidado y nada de licor, por favor.

Asiento sin más y salgo de la cocina dejándolos solos, sé que se cuestionarán por el dinero que acabo de dejarles pero me da igual, si puedo ayudar. Lo haré.
Subo a mi Jeep para ir por el idiota de Travis. Al cabo de unos minutos ambos vamos camino a la gran fiesta.

Se puede ver los autos en el calle, la música sonando con fuerza y algunos idiotas de la preparatoria en el frente con vasos rojos en sus manos.

──Está noche será una locura.

Todos los besos que me imaginé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora