capítulo 10

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Capítulo 10
Alana Faith
Una ilusión.



──Buenos días, Alana. ──Escucho a lo lejos mientras tecleo un mensaje a Maddox rápidamente. ──. ¡Alana!

──¿Qué? ──Inquiero saliendo de la conversación para conseguirme con las miradas de mi madre y de mi doctora. ──. ¿Qué paso?

──Beatriz te dijo; Buenos días, Alana. Y tú…

Mi madre desvía su mirada hacia mi teléfono, ese que yace en mis piernas.

──Lo siento, Beatriz. Disculpa. ──Susurro.

──Tranquila. ¿Cómo te has sentido?
──Bien…

──Nada de bien, hizo jardinería conmigo y su mano se inflamó al rato. ──Interfiere mi madre frunzo mis labios.

Aún no procesa que soy mayor de edad, que esto lo puedo manejar sola. Ella no debería ni siquiera estar presente pero es mi madre quien me ha cuidado desde pequeña y la quiero conmigo.

──¿duele, Alana?

──Me estoy tomando los analgésicos, y los antinflamatorios. Estoy bien.

──Te haremos unos análisis de sangre y un ecograma para ver el bazo, dependiendo de lo que consigamos mañana te haríamos una transfusión.
Niego rápidamente.

──No puedo, me perdí la primera hora de hoy y mañana también. No puedo… ──musito.

──Llevarás un justificativo. ──sisea Beatriz. ──. Por eso no te preocupes, enfoquémonos en ti.

Me giro hacia mi madre, nada de lo que diga hará que se ponga de mi lado, no puedo perder tantas clases ya suficiente tengo con no asistir a las clases deportivas y las anteriores inasistencias.

──¿No podría ser hoy?

──No lo creo, Alana. Mañana a primera hora. ¿Ok?

Cruzo mis brazo sobre mi pecho.

──Es tu salud... ──Susurra, bajo mi mirada a mi teléfono un mensaje a llegado.

La notificación destella.


Maddox Phoenix
¿Dónde estás? Te he estado buscando. ¿Te estás escondiendo de mi?


──Ok. ──Es lo único que logro pronunciar.

Me levanto de mala gana, y salgo del consultorio para ir directo a donde se encuentra la enfermera que siempre me tomas las muestras de sangre.

Tomo asiento en la silla con la mirada curiosa de mi madre puesta en mi, mientras que otro mensaje vuelve a llegar.


Maddox Phoenix
Acabo de encontrarme con Khloe, me dijo que llegarás un poco tarde hoy. ¿Todo bien?
¿Alana?


Voy a llamarte. No puedo con tu silencio.

Mi teléfono empieza a vibrar en mis piernas, mi madre lo nota. Se acerca y me quita el teléfono.

──¡Mamá! ──Exclamo molesta.

──Van a tomarte una muestra, extiende el brazo, y hazle caso a Melania y a Beatriz. Luego llamaras a… ──observa la pantalla de mi teléfono. ──.  Maddox. ¿Ok?

Melania me observa con una gran sonrisa, y espera por mi brazo. Lo extiendo, y muerdo mis labios, mi madre respeta mi privacidad no revisa nada, sólo se mantiene con mi teléfono en sus manos y con su mirada en mi.

Observo la aguja que se acerca a mi piel pálida, cuando se hunde en está, no siento nada.  Estoy en automático.

Desde los 3 años paso por este proceso, venir a clínicas, tomas de muestras, estudios y demás.

Mis glóbulos rojos decidieron sencillamente no ser iguales a las demás, ellos querían tener una forma divertida, aunque para mí no lo es…

Sufro de anemia falciforme.

Anemia falciforme.

Pensarías… es anemia, sólo debe tomar medicamentos para elevar su hemoglobina. No, mi anemia no funciona así. Mis glóbulos rojos decidieron sencillamente no ser iguales a las demás, ellos querían tener una forma divertida, cuando se acumulan en ciertas partes de mi cuerpo causan dolor e inflamación en mis músculos y no trasportan el oxígeno de forma adecuada pueden producir un trombo, un coágulo dentro de las venas, teniendo consecuencias graves en mi salud.

Estos glóbulos rojos pueden llegar a afectar mis órganos causando daño, y fallas llevando a causar mi muerte.
Fácil. ¿No? No es un simple anemia, no se soluciona con acido fólico, es más complicado. Y en estos últimos meses mi bazo se ha estado agrandando, una de las complicaciones.

Soy de ese poco porcentaje que se lleva la peor parte, si yo. Alana Faith.

No me resulta divertido el tener que cuidarme de hacer actividades física, los días fríos hacen doler mi cuerpo, y lo que más temen mis padres es que algunos de mis órganos se vea comprometido.

La realidad es que yo también lo temo.

Todo puede cambiar de la noche a la mañana, sólo porque mi cuerpo decidió crear una glóbulos rebeldes que hacen estragos en mi cuerpo.

──Estás lista, Alana. ──Sisea Melania.

Me coloca una bandita en mi brazo, me levanto para recibir mi teléfono.

──Ahora sí puedes llamar a “Maddox” ──susurra mi madre elevando sus cejas. ──. Maddox…

──Mamá, ya. ──Gruño caminando adelante para poder revisar sus mensajes.


Maddox Phoenix
Creo que tendré que fugarme para ir a tu casa. Ya estoy preocupado.


Marco su número dando un leve vistazo a mi madre quien se encarga de entregar la orden de mi ecograma.

──¡Alana! Por fin…

──Eh, Hola. ¿No estás en clase?

──El profesor de química no ha llegado. ¿Tu dónde estás?

──Estoy con mi mamá acompañándola en el médico. ──Miento.

Si, lo sé. No debería pero mi enfermedad puede quitarme tanto en un cerrar de ojos y llenar las miradas de quienes me rodean de preocupación y lástima que le huyo a eso.

No quiero que Maddox me caiga a preguntas.

──¿Cómo así? ¿le pasó algo?

──No, no. Ella está bien. Sólo es chequeo de rutina. Esta vez me tocó acompañarla a mi.

──Ah ok. Que bueno. ¿Vendrás?

──Si, en un rato.

──Ok. Te dejo. Llegó el profesor. Te buscaré Alana. Quiero verte.

Sonrío, llevando mi mano a mi boca. Siento la mirada de mi mamá, tiene una amplia sonrisa en sus labios que me hace sonrojar más.

──Yo también quiero verte.

Puedo escuchar como suspira.

──Te veo en un rato.

La llamada es trancada. Mi madre me hace señas para que me acerque a ella y eso hago, quita un mechón de mi largo cabello de mi rostro y lo lleva detrás de mi oreja.

──Maddox. ¿no? ──Río nerviosa. ──. Me gusta, y no lo conozco.

Pellizca mi mejilla.

──¡Alana Faith! ──llama una enfermera. ──. Por acá, por favor.

──Te voy a ignorar, mamá. ──susurro haciendo que ría. Le pasó por un lado y me acerco a la enfermera.

──Por acá. ──Me guía hacia uno de los consultorios, y ya se lo que debo hacer.

Sigo el procedimiento de quitarme la ropa, ponerme la pequeña bata y esperar a ser llamada del otro cubículo, donde se verá mi bazo quizás agrandando por culpa de mis glóbulos rojos o sencillamente normal dentro de lo que cabe.

Espero que sea la segunda.

Por favor, no quiero perderme a Maddox mañana en las prácticas de primera hora.

Por favor…


Todos los besos que me imaginé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora