Capítulo quince

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𝐃𝐑𝐈𝐍𝐊 𝐌𝐘 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃

Esa noche me había dejado reventada por lo que nada más llegar a casa me dejé caer en mi cama para dormir plácidamente hasta el día siguiente.

A la mañana, creí que hoy sería el día en el que por fin podría romper la maldición de la manada de Hayley ya que lo habíamos tenido que retrasar debido a los acontecimientos sucedidos. Pero cuando el mayor de los Mikaelson me llamó con tanta urgencia supe que tendría que cancelar mis planes de nuevo.

— ¿Qué sucede? —inquirí llegando hasta él.

— Tienes que ayudarme.

— ¿Con qué?

— Klaus.

Bufé sonoramente negando varias veces. No me apetecía nada ver a Nik pues el hecho de que tratase de matar a su hermana simplemente por querer tener una relación con Marcel no me hacía ninguna gracia.

Rebekah se merecía ser feliz y el rubio siempre lo impedía sin siquiera haber un motivo justo.

— Mi hermano tiene clavada un arma mística de tortura —me recordó de mal humor—. No tengo tiempo para juegos.

Pues sí que estaba enfadado.

Quizás la huida de Hayley tenía algo que ver con ello.

No quise rechistar más y lo seguí hasta una de las numerosas habitaciones de la mansión dónde el híbrido descansaba tranquilamente. O no tanto, pues la cicatriz que yacía en su pecho indicaba el lugar de la daga.

— Cada minuto que permanece en su cuerpo le causa un dolor insoportable —me explicó el Original.

— Pues que sepas que me alegro de que Rebekah se la terminará clavando.

— No fue obra de Rebekah sino mía.

Me sorprendería en otra ocasión pero en el caso de ellos dos, quiénes llevaban traicionándose prácticamente toda la vida, no lo hice.

— Y ahora se la trataré de extraer —murmuró remangándose la camisa—. Así que más vale que te apartes —ordenó implícitamente.

— Entonces, ¿por qué se supone que estoy aquí? ¿Para contemplar las musarañas?

— Porque estoy convencido de que de todas las personas que podrían estar aquí, tú eres la única a la que no matará cuando despierte.

— No estaría tan segura de eso.

— Como si no lo conocieses, Heaven. Sabes perfectamente que detrás de esa máscara sigue siendo el mismo chico que se enamoró de ti.

Esas palabras no tenían que causar en mí el efecto que habían provocado, pero era inevitable. Tenía que ir aceptando que siempre iba a sentir algo por Nik, por muy pequeño que fuese ese sentimiento siempre iba a estar ahí.

Elijah me trajo de vuelta a la realidad cuando clavó un pequeño puñal en el pecho de su hermano rasgándolo entero hasta conseguir introducir la mano tratando de sacar la daga.

Los quejidos del híbrido eran casi inaudibles. Algo que indicaba que había sufrido mucho dolor tanto físico como mental a lo largo de su vida por lo que había obtenido una gran resistencia al dolor.

— Klaus estará débil mientras se recupera —comentó una vez terminó la faena—. Cuida de él. Y si te lo pide, déjale beber de tu sangre. De la muñeca, nunca del cuello.

𝐌𝐄𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝐁𝐄 ↠ Klaus M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora