𝐌𝐄𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝐁𝐄 ↠ Klaus M.

Capítulo tres

𝐀𝐋𝐌𝐎𝐒𝐓 𝐓𝐑𝐀𝐆𝐄𝐃𝐘

El cielo estaba despejado cuando me abrí paso hacia la tienda que aquella bruja estaba cerrando.

— Espera —dije llegando hasta ella.

— Estamos cerrados —masculló sin siquiera mirarme.

— Solo necesito una pequeña... algo de hierba, por favor.

— ¿Qué tipo de hierba?

— Flor de acónito —murmuré, lo más bajo que pude.

— ¿Acónito? Eso es un veneno.

Me ahorré un comentario sarcástico debido a la gravedad de la situación.

— ¿Quieres matar a un hombre lobo? —murmuró ella con los ojos todavía abiertos.

— Uno pequeño.

Ella cazó la indirecta a la perfección y se tomó unos segundos para observar mi apenas crecido vientre.

— Dame un minuto —respondió volviendo a entrar a aquella pequeña tienda.

No estuve demasiado tiempo sola cuando volvió a aparecer con un frasco acompañado de un pipeta. Analizó el lugar para asegurarse de que nadie nos miraba antes de entregarme el contenido.

— Unas pocas gotas en té caliente. Eso servirá.

Asentí dando a entender que había entendido la información y me dispuse a pagar pero ella rechazó mi dinero.

— Las brujas estamos para ayudarnos —sonrió con la boca cerrada—. Estás haciendo lo correcto.

🥀

— Vamos, Heaven —murmuré para mí misma—. Dentro de poco todo este estupido drama habrá acabado.

Revolví con el dedo índice el contenido de mi vaso para que el veneno se disolviese correctamente.

Esa pequeña cantidad mataría a la criatura que llevaba dentro. O eso esperaba, porque sino me equivocaba la pequeña nacería con parte hombre lobo debido a los genes de Klaus, así que el aconito también le afectaría.

Me había costado tomar esta decisión pero era lo mejor. Nik ya no quería a su hija. Y yo ya no sabía ni lo que quería.

Cerré los ojos llevándome el vaso a los labios con decisión. O quizás solo aparentaba estar decidida porque siendo sinceros, no quería acabar con la vida de mi hija.

Pero Nik...

Todas mis alarmas se activaron cuando oí el crujido de unas ramas romperse. En otro lugar no le habría dado importancia pero hacía tan solo unos segundos que me había asegurado que estaba sola. Eso quería decir que alguien me había estado siguiendo.

Sin beber del vaso me levanté dispuesta a atacar a cualquiera que apareciese en aquel instante.

Sentí una presencia detrás mío y giré sobre mi propio eje para encontrarme con un vampiro cuyos ojos estaban rojos y las venas sobresalidas.

— Muy estupido por tu parte venir aquí sola —comentó el vampiro—. Tú vienes conmigo, bruja.

Sonreí con suficiencia.