Capítulo dieciocho

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𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑'𝐒 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐀𝐓

Tras la marcha de la Original, mi estancia en la mansión se había vuelto más fría en cuanto a acogedora se refería. Pues, a pesar de no mantener la relación de antaño con la rubia su presencia había sido reconfortante para mí entre tantos vampiros.

De hecho, había servido de tanta ayuda que esta situación me estaba afectando más de lo que deseaba, aunque trataba que no se notara demasiado. No quería que eso me evadiese de la situación por la que estábamos cruzando.

La llegada de Camille me hizo levantar la vista de la copa que traía en la mano. No hacía ni un día que un familiar suyo había fallecido tras un acto de misericordia de Klaus, quién trataba de hacer que todo dolor acabase para él.

— Estoy de mal humor porque mi tío ha muerto y lo celebran como si fuera carnaval. ¿Cual es tu excusa?

A pesar de tener mil razones, tenía claro que no iba a molestarla en este momento tan duro con mis problemas, por lo que decidí mentir.

— Realmente no tengo una.

— Entonces, ¿a qué se debe el hecho de que luzcas como un alma en pena?

— Si quieres me uno a ellos a bailar. A mi no me importa —me encogí de hombros señalando a la orquesta que tocaba con felicidad.

— No, gracias. Suficiente tengo con fingir una sonrisa cuando se acercan a preguntarme si lo están haciendo bien.

— Pues no lo hagas. Tú mandas aquí. Si les dices que se callen, lo harán.

— Lo sé —suspiró ruidosamente—. Pero no quiero arruinar su extraña alegría. Él no querría que todos pasasen llorando este día.

Hice una mueca. Podía hacerme a la idea de la cantidad de emociones que O'connel estaría experimentando, por lo que con la intención de levantar su ánimo iba a proponer salir a tomar el aire, pero una mujer nos interrumpió llevándose a Camille con la excusa de darle el pésame.

Dejándome a solas observé mi alrededor en busca de alguien con quién poder entablar una conversación digna de mi interés. Pero, finalmente, terminé por abandonar el lugar, siendo envuelta por la oscuridad de la noche.

Había sido ordenada por Niklaus a no volver sola a casa, pero en este momento no me apetecía tener que lidiar con él por lo que, como era de esperar, no le hice caso alguno.

Me distraje con el paisaje. Jamás había estado en esa zona de la ciudad, y con las múltiples restricciones por parte de los Mikaelson no creí poder estar nunca.

Un pinchazo atacó mi estómago de repente. Podría parecer que al estar cerca de dar a luz se debía a alguna contracción, pero yo sabía que no se trataba solo de eso.

Sino de que un brujo había lanzado un hechizo contra mí.

Dispuesta a enfrentar a esa persona, giré sobre mi eje con actitud amenazante— ¿Quién anda ahí?

No recibí respuesta. Y ni siquiera escuché ruido alguno que me indicara de la huida del agresor.

Quizás todo hubiese sido imaginación mía.

🥀

El calor azotaba con fuerza aquella mañana de primavera. Nos encontrábamos yendo dirección al cementerio para terminar con la muerte de Kieran O'connell. Aunque, siguiendo las tradiciones de Nueva Orleans, nuestra marcha parecía más un desfile de carrozas que un entierro.

— ¿Estás bien? —inquirió Elijah al verme toser—. ¿Estás...?

— ¿Qué? ¿Embarazadísima y cabreada con el mundo?

𝐌𝐄𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝐁𝐄 ↠ Klaus M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora