Capítulo diecisiete

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𝐇𝐄𝐑 𝐒𝐂𝐀𝐏𝐄

Tras lo sucedido en el bosque, mi intención era encontrar a Elijah para hacerle saber las consecuencias de sus acciones, pero sorprendentemente Hayley contactó conmigo al anochecer diciendo que el plan había funcionado.

Desde aquel encuentro, habían transcurrido un par de días en los que descansar no entraba en mis planes. No después de que los hermanos Originales hubiesen sido capturados por Celeste en una última voluntad, siendo encerrados hasta la próxima luna llena en el cementerio.

La situación no hubiese sido preocupante sino fuese porque Klaus había amenazado con acabar con la vida de Rebekah, lo que había ocasionado que Marcel se volviese loco buscando una solución para romper el hechizo.

En un principio iba a ser yo quién se encargase de eso pero el vampiro me lo prohibió completamente junto con las advertencias de Rebekah y Elijah, quiénes viendo que el parto estaba cada vez más cerca no les parecía correcto ponerme en peligro.

Además, Marcel aseguraba haber encontrado otra persona que podría hacer el trabajo sucio por mí, tratándose de Davina Claire, la cual había regresado de la muerte tras la caída de Celeste.

Ésta no se hallaba en un buen estado por lo que buscando ayuda, el vampiro había contactado conmigo alegando que sería la que mejor entendería la situación de la bruja. Y esa era la razón por la que me encontraba justo en la entrada del desván de la Iglesia.

— Davina —murmuré viendo a la joven tendida en la cama—. Marcel me ha dicho que estabas aquí, ¿quieres contarme lo qué paso?

La adolescente plasmó una mueca en su rostro antes de asentir— Morí. Al principio estaba sola, pero luego oí las voces. Voces susurrándome.

— ¿Los ancestros?

— Estaban muy enfadados conmigo —sollozó—. Utilice mi poder contra los míos. Dijeron que me harían cosas horribles si volvía a hacer mal uso a mi magia.

Apreté la mandíbula sin saber muy bien cómo reaccionar. Entendía perfectamente que estuviese asustada. Las amenazas de los ancestros no eran para tomárselas a la ligera, ellos eran capaces de cumplirlas sin importar con qué o quién tuviesen que arrasar.

Medité durante unos cuantos segundos algún consejo que pudiese servirle de ayuda en este proceso de superación, porque técnicamente, su resurrección le había causado un trauma.

— ¿Quieres hablar con Camille? —cuestioné—. Quizás puedan ayudarte sus métodos psicológicos. A veces es bueno charlar con alguien ajeno al asunto.

— Nada de lo que me pueda decir ella puede ayudarme —declaró.

Suspiré sin saber qué podía decir pero entonces me di cuenta. No había advertencia mejor que la de la propia vivencia.

— Vale, olvida la psicología. Déjame decirte lo que sé por experiencia.

Davina giró sobre su propio eje enfrentándome, la curiosidad se leía en sus facciones. Por mi parte, tomé una gran bocanada de aire haciéndome a la idea de que ésta sería la primera vez que me abría ante alguien.

— Cuando volví a la vida —comencé—, lloré durante la primera semana. No sólo por el hecho de saber que Aurora, a la que consideraba mi mejor amiga, había sido capaz de terminar conmigo sino por la frialdad con la que los Mikaelson me trataban. No podía creer que lo que una vez nos unió, nos estuviese separando ahora.

>> Hasta que me di cuenta de que toda esa tristeza me estaba consumiendo, y tomé la decisión de no permitirlo —me acerqué hasta ella posando una mano en su hombro—. Tú también puedes tomarla.

𝐌𝐄𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝐁𝐄 ↠ Klaus M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora