𝐌𝐚𝐪𝐮𝐢𝐚𝐯𝐞𝐥𝐢𝐜𝐨 - 𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣

18 cumpleaños

—¡Buenos dias!

Abrí mis ojos lentamente. La luz del día me cegó por un momento pero en seguida los abrí.

—¿Que pasa papá?

—Felices 18 mi vida

Aquel comentario hizo que me despertara por completo.

—¡Estaba tan dormida que no me había dado cuenta!

Mi padre rió— Felicidades— me dio un gran abrazo.

—Mi niña preciosa, ya estas más que lista.

Asentí aún en los brazos de mi padre.

Ya estaba totalmente preparada para incorporarme a la mafia. Me criaron exactamente para eso, no fue el plan original pero según las circunstancias tuvieron que cambiar.

—Prepárate que tengo algunos regalos y tu tarta favorita.— dijo separando nuestro eterno abrazo

—¿De queso?—dije emocionada

—Exactamente.

—Gracias papá.

Mi padre salió de la habitación y yo me dirigí al baño a darme una ducha rápida. me quité mi pantalón corto y mi camiseta de pijama, después la ropa interior. Entré en la ducha y el agua caliente me golpeó en la cara haciendo q mi pelo azabache se mojara.

18 años eh... por fin.

Deseaba con ansias este cumpleaños desde hace años. He dado clases de defensa personal, armas, incluso de drogas casi toda mi vida, he aprendido todo lo que tenía que aprender sobre la mafia para poder meterme en el lugar donde está mi padre. ¡Joder iba a ser la jefa, un pez gordo!

Aunque eso la gente aún no lo sabia...

Iba q ocultarme detrás de mi padre por seguridad hasta que fuera necesario pero la que en verdad daba las normas era yo...

(...)

Pasé toda la mañana y toda la tarde con mi padre en casa, no necesitaba a más gente, él lo era todo para mi.

Cuando dieron las diez y media de la noche mi padre decidió darme mi último regalo, uno más especial, algo que no era ropa o... bueno, armas.
Era el anillo de mi madre, el anillo  que ella portaba siempre desde que mi padre le pidió matrimonio, su precioso anillo de compromiso.

Lo miré bien, un fino anillo plateado con un pequeño diamante incrustado. un anillo elegante y caro pero nada extravagante, era simplemente... perfecto.

—Muchas gracias papá— lo abracé.

—Siempre te ha gustado mucho, y tu madre siempre ha sido muy importante para ti... para los dos.—se separó de mis brazos—te pareces tanto a ella—acarició mi rostro. —aunque claro tu personalidad es la mía.

Reí.

—Bueno—continuó—¿como quieres acabar tu cumpleaños?

Levanté una ceja

—Oh no—negó

—Oh sí

—Blair no

—Venga papá, ya tengo 18 y te juro que no llegaré tarde y no me dejaré ver demasiado.

—Te dejo ir

—¡Si! eres el mejor

—Te dejo ir porque confío en ti, mas te vale no decepcionarme—contestó serio.

—No lo haré.

(...)

Recorrí todo el centro de Los Ángeles con mi deportivo, me dirigía a las afueras, más concretamente a una carrera ilegal.