Felices para siempre

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BLAIR

Han pasado dos magníficos meses desde que Tom y yo habíamos formalizado nuestra relación. Prácticamente vivíamos juntos porque se la pasaba en mi casa o yo en la suya.

Victoria estaba muy feliz por mi, incluso Milo que ahora amaba a Tom que se le daban muy bien los niños.

Ahora estábamos ayudando a Gustav a terminar los últimos preparativos de su boda con Ann, una chica encantadora.

—¡NO PUEDO MÁS!—gritó Gustav.

—Tranquilo, mira si pones eso ahí en vez de allí queda mejor—Le aconsejé ya que estaba muy agobiado.

—Gracias Blair—Sonrió gracias a mi ayuda.

Seguimos ayudando a Gustav y a Ann con los últimos preparativos hasta que por fin llegó el gran día.

La ceremonia fue pequeña y en un sitio con mucha protección porque no podíamos olvidar quienes éramos pero aún así la boda fue preciosa.

Todo lleno de flores violetas, la novia llevaba un vestido blanco de palabra de honor pero a la vez sencillo.
Yo fui la dama de honor y por petición de Ann llevé un vestido rojo vino por el que Tom se volvió loco ya que resaltaba a la perfección mis pechos.

Todos los chicos fueron de negro menos Gustav, que fue con un traje blanco a juego con la novia.

—Bueno Bill ¿Dónde está tu famoso acompañante?—Preguntó Tom.

Porque sí, Bill había empezado una relación con alguien aún desconocido para nosotros. Por eso Bill estuvo tan raro y distante de Tom durante un tiempo.

—Llegará enseguida—Dijo el pelinegro.—Mira ahí viene.

Todos miramos hacia donde señalaba Bill. Me quedé estática y también pude notar como Tom se congelada a mi lado.

Era Jared.

—Hola chicos.

—¿Qué haces aquí?—Pregunté yo con un tono serio.

—Ay Blair cariño relájate, solo soy la pareja de Bill.—Contestó sin darle importancia.

—Eso. Ha venido conmigo—Bill habló para defender a Jared dándole la mano y caminando con el hasta sus correspondientes sitios.

—Esto me da malas vibras.—Comenté yo mirándole a los ojos a Tom para que viese mi preocupación.

—No te preocupes, confiemos en Bill—Asentí.

Nos dirijimos nosotros también a nuestros sitios ya que la ceremonia estaba a punto de empezar.

Gustav estaba en el altar, perfectamente arreglado con el hombre que les iba a casar al lado.

Empezó a sonar una melodia con la que Ann salió con su precioso vestido agarrada del brazo de su padre.
Ambis caminaron hacia el altar y una vez que llegaron su padre le dio un beso en la mejilla y le echó a Gustav una mirada de aprobación.

Pronunciaron sus votos y ambos dieron el sí quiero para ser felices para siempre.
Todos aplaudimos dando por finalizada la ceremonia para pasar al banquete.

Los novios se sentaron con sus familias, nosotros teníamos una mesa a parte y los demás invitados otras mesas por separado.

Todos comíamos plácidamente hasta que uno de mi mesa, mas conocido como Jared se levantó con su copa en la mano.

—Quiero hacer un brindis por los novios que aunque no sea su invitado mas especial igualmente les deseo lo mejor—Miré a mi lado donde estaba Tom que miraba algo detrás de mí.—En otra vida.

𝐌𝐚𝐪𝐮𝐢𝐚𝐯𝐞𝐥𝐢𝐜𝐨 - 𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora