Quiero estar contigo

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TOM

Desde que se reconstruyó el Pub venía incluso más gente que antes entre ellas más chicas guapas.

Como cualquier otra noche buscaría a otra rubia tonta más para mi lista pero quería una pelinegra de ojos marrones.
Quería a una en especifico pero hace ya días que la dejé ir.

El ambiente en casa era raro ya que Bill apenas aparecía, Georg parecía evitarme y Gustav solo mandaba mensajes de vez en cuando para que supiéramos que está bien.

Quité los pensamientos de mi cabeza y me encaminé a mi objetivo de esta noche. Se parecía bastante a ella solo que tenía el pelo más corto y no podía ver bien si tenia esas preciosas pecas en su nariz por culpa de la oscuridad del Pub.

—Hola preciosa—Solté algo forzado—¿Cómo te llamas?—En cuanto la chica fue a pronunciar las palabras volví a interrumpirla.—¿Sabes qué? me da igual, ven conmigo.

Agarré su mano y me la llevé a la zona VIP donde me senté en un sillón y ella no tardó en sentarse también pero en mis piernas.

Empecé a tocar su cuerpo y a besar su cuello de tal manera que la hacía estremecer y sacar pequeños gemidos por su boca.

—Me toca—Balbuceó entre jadeos.

Se acercó a mi boca para besarme pero giré la cara haciendo que sus labios se posasen en mi mandíbula. Al ver que no le iba a dejar que me besase en ese lugar comenzó a hacer un recorrido de besos que comenzó en mi cuello y terminó en la parte baja de mi abdomen.

La chica ahora arrodillada en el suelo comenzó a tocar mi virilidad por encima del pantalón. Como no despertaba cerré los ojos imaginando que era Blair la que estaba ahí debajo haciendo que en un par de segundos estuviese totalmente duro.

La pelinegra bajó un poco mi pantalón y mis boxers a la altura perfecta para solo sacar mi gran extensión que no dudó en meterlo entero en la boca sacándome un gruñido.

Abrí mis ojos al notar que la chica había parado de repente.

—Fuera de aquí—Dijo esta.

No sabía a quien se refería hasta que giré mi cuello en la dirección a la que ella miraba y pude ver a otra pelinegra.

Mi pelinegra.

—Cariño estas tocando algo que es de mi propiedad, la que se tiene que ir de aquí eres tú.—Escupió sin ningún escrúpulo.

La desconocida me miró con cara de cachorrito para que la defendiera.

—Sigue a lo tuyo—Pronuncié—Blair te quiero fuera.

La chica arrodillada siguió su acción sin importarle la presencia de la otra.

—Me iré.

Me dejó confuso ¿Ya está?¿No va a decir nada más?
Observé como caminaba hacia la pista de baile donde al otro lado estaba la puerta pero se quedó en mitad del camino agarrando al primer hombre atractivo que se había encontrado y besándolo tanto rato que cuando se separaron estaban hiperventilando.

Bailó con el rubio pegando su culo a su pelvis mientras él tocaba todo su cuerpo y la mirada de ella estaba en mí.

Sus acciones me provocaban estar más caliente a la vez que celoso.

Gemí ya que la otra chica seguía a lo suyo entre mis piernas y cuando Blair subió un poco su minifalda no pude más y me corrí en la boca de la desconocida.

La miré y tenía una cara victoriosa pero la aparté con tal fuerza que cayó hacia atrás echándome una mala mirada mientras yo me levanté colocando mis pantalones en su lugar para dirigirme a zancadas grandes a Blair.

𝐌𝐚𝐪𝐮𝐢𝐚𝐯𝐞𝐥𝐢𝐜𝐨 - 𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora