No te entiendo

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BLAIR

Amanecí en mi cama con el brazo bastante dolorido por el empujón de Tom contra la pared. Me acerqué a un espejo y había un ematoma de color verde y morado. Dolía bastante.

Oficialmente había empezado la guerra con Tom. Yo tenía claro que no iba a empezar, había perdido a demasiados hombres y todavía tenía que organizar papeleo.

Lo bueno es que unos de los requisitos de mi padre para entrar en su ejército era que ya no tuvieran familia cercana. Y menos mal, así no tenía que lidiar con familias llorando sus pérdidas. Dentro de lo malo de la mafia, los Martínez eramos de lo mejor. Lo suficientemente crueles para que no nos tomen el pelo pero todavía con humanidad en el cuerpo.

Todo lo contrario a Tom Kaulitz, a él le daba igual con tal de dar miedo. No me creí ni una palabra de su discurso, lo de la banda podría ser real, lo demás no. Era un mentiroso.

"Mentirosa tú..."

Borré las palabras de mi mente. Él solo quería hacer que yo me sintiese mal...
Tal vez no había hecho bien en que Bill, Gustav y Georg me cogieran tanta confianza y cariño pero yo tenía que mantener mi plan en pie.

Bill... en verdad me daba tanta lástima, había conectado muy bien con él.
Georg era simplemente genial, tenía algo de su personalidad que amaban completamente.
Y Gustav, es más reservado de los tres. Me caia bien pero sentía que él me veía algo raro a mi.

¿Tal vez fue él quien me atrapó?

Que más da, el plan inicial ya había fracasado, tenía que concentrarme en el ahora y vestirme para desayunar e ir a la oficina.

Una vez que llegué me reuní con los jefes de cada una de las partes que dividían mi ejército. Ninguno de ellos parecían muy contentos.

—Buenos días, antes de que comenten nada me quiero disculpar. El plan que pensé que era perfecto lo terminaron descubriendo en el último momento haciendo que una gran cantidad de soldados muriesen. Subestimé a Kaulitz y hemos tenido que asumir las consecuencias de ello. Por ahora quiero que busquen más gente a la que reclutar. Eso es todo por hoy.

—¿Eso es todo?—Soltó el hombre más mayor de la sala.—Han muerto demasiados y no te importa una mierda. Tu padre lo hubiese hecho mejor.

Mi cara de asombro ante sus palabras rápidamente se volvió a una de enfado.

—Como ya sabemos todos en esta sala, mi padre por desgracia no sigue con nosotros y obviamente no por gusto propio. Intento hacer lo máximo posible para parar a Kaulitz y dirigir varios negocios a la vez que varios enemigos intentan destruir cada día para hundirme. También intento mantenerme serena porque sé que demasiadas personas han muerto por mi culpa y si no me importase una "mierda" como dice usted, no me estaría encargando de cada papel y cada funeral de cada una de las personas fallecidas. La vida en la mafia es difícil y más si eres la persona que manda.—Hice una pausa muy malhumorada.—Así que señor Miller, si usted me va a faltar el respeto o no esta de acuerdo le dejo cruzar por esa puerta—Señalé la salida—Pero te aseguro que si la cruza la guerra no será contra Kaulitz, si no con usted.

Me costaba respirar después de hablar tanto y tan alterada. Todos los presentes me miraban con los ojos muy abiertos.
Yo siempre había intentado mantener la compostura desde que estoy al mando y sobre todo ser respetuosa.
En ese momento me di cuenta que Tom tenía razón y si no eras cruel nadie te trataba con respeto.
Tenía que dar miedo.

Tenía que cambiar.

—¿Alguien más quiere dar su opinión?—Nadie contestó—Genial, pues a partir de hoy no vais a poder darla a caso que yo lo pida. Ya pueden irse.

𝐌𝐚𝐪𝐮𝐢𝐚𝐯𝐞𝐥𝐢𝐜𝐨 - 𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora