Capítulo 09

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SERÁ UN SECRETO

Los copos de nieve caían del techo, sin cielo, sin nube y aun así se dejaban ver ante la soledad y frialdad del lugar. El suelo se mantenía congelado, no había más que dos muebles, uno donde de este colgaban telas blancas y algunas de colores pasteles completamente suaves, el otro solo mantenía, una silla en frente, una gaveta y un gran espejo al contraste con la pared.
Podía sentir el frío calar hasta sus huesos a pesar de no sentirse incómoda, de hecho, se mantenía en un ambiente perfecto, así lo sentía, miró hacia abajo notando así la particularidad de sus pies. Copos de nieve de muchos tamaños estaban plasmados en sus pies, sus uñas blanquecinas; la capa de hielo se diluía hasta un poco más arriba de sus tobillos.

— ¿Dónde estoy? — Podía visualizar que de sus labios salía el vapor retenido dentro de ella, sentía sus labios fríos, congelados.

Sonrió soplando desde el fondo de su pecho, sacando más vapor, divirtiéndose con la escena. Lentamente camino hacia el mueble lleno de aquellas telas de colores fríos, pero suavemente decorados. Acercó su mano para tocarlos, pero inmediatamente se detuvo al ver otra vez sus manos así, como la otra vez que sentía que había despertado de un profundo sueño. Cubiertas por la escarcha, congeladas, con sus uñas blanquecinas tocó la tela sintiendo que era real.

Abrió y cerró sus manos, probando que eran las suyas propias; lamentablemente ese momento de curiosidad se esfumó al escuchar la puerta de la habitación rechinar.

— ¿Hay alguien? — Preguntó al aire porque no recibió más respuesta.

Mi imaginación. No hay nadie más... Miró alrededor de la habitación, pero otro rechinido de la puerta la asustó completamente.La puerta volvió a rechinar está vez haciéndose más notorio, dejando un espacio de lo que fuera que hubiera detrás de esta.

— ¡¿Quién es?! — Gritó más preocupada, retrocedió dos pasos ante el inminente silencio que se instaló.

Pero no era todo, lo que más le dio un terror absoluto fue ver que de la ranura de la puerta donde se veía luz, unos dedos negros, protegidos por una armadura de espeso negruzco, pesado y grande, tomándola y haciéndola rechinar de nuevo. Queriendo darse paso para lo que sea que fuera, a entrar.

Su primer instinto fue retroceder, aunque fuera su mayor error, pues entre sus torpes pasos hacia atrás se golpeó con la silla que anteriormente ya había visualizado; para no caerse se sostuvo del mueble que mantenía al espejo contra la pared haciendo que la puerta volviera a detenerse para así, de un fuerte golpe abrirse.

— ¡Ayuda! — Logró gritar volteándose, preparada para correr, sin embargo, al final, no lo hizo.

Se quedó pasmada ante la vista que le regalaba el espejo. Se preguntaba mentalmente si de verdad era ella. Sus orejas, ahora alargadas, estaban escarchadas con detalles plateados sobre ellas adornándolas, su rostro era cubierto por una máscara blanca con detalles hechos hielos que brillaban cual diamante mientras sus cabellos negros como la oscuridad misma igualmente escarchados arriba y en las puntas de estos, sueltos tapaban sus ojos.

Sus ojos se abrieron más a causa del susto por ver aquella mano acercarse y deslizarse por sus mechones al frente y pasarlos detrás de su oreja.

— Escarcha... — Logró oír la gruesa voz del individuo.

Con una bocanada de aire tratando de recuperarse, con los ojos abiertos hasta tope por el susto, sentía su cuerpo tiritar de frío. Se volteó, aun acostada, de costado acurrucados sobre sí misma juntando sus manos en su pecho y regulando su respiración exagerada pidiendo oxígeno.

 Se volteó, aun acostada, de costado acurrucados sobre sí misma juntando sus manos en su pecho y regulando su respiración exagerada pidiendo oxígeno

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Mi Musa Escarchada [Sung Jin woo X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora