Cuatro meses habían pasado en un parpadeo y en el lapso de aquel tiempo algunos sucesos se llevaron acabo. Mew estaba algo absorto por todos esos repentino cambios, no obstante, no podia decir que estaba en desacuerdo, simplemente trataba de llevarlo con mucha más liviandad que antes. Para empezar, la relación entre sus padres parecia ir mejorando poco a poco, atrás habian quedado los rencores y aquellos momentos desagradable del pasado, su madre aprendió a perdonarlo así como él lo hizo y aunque al principio se mostraba un poco retraída, con el correr de los días, había hecho el esfuerzo por soltarse y llevar la fiesta en paz.
Claro que seguían teniendo sus diferencia, sin embargo, en dichos enfrentamientos, lograban solucionarlo de la manera más madura posible, porque como siempre, su madre era la que llevaba la razón y no había que discutirlo.
Por otra parte, Jayden se había mudado a la casa de su padre alegando que las cosas eran diferentes y que era mejor que volviera a tener su privacidad. Mew ni siquiera había pensado en esa posibilidad, porque de hecho le gustaba ser recibido por su pequeña sobrina, con muchos besos y abrazos, y con aquellas deliciosa cena con la que su hermana lo esperaba cada noche. Y conforme fueron pasando los días, Mew habia comenzado a sentir que el departamento era damasiado grande y silencioso para él solo, ya no había alborotos, ni libros y juguetes esparcidos por toda la sala. Ya no estaba Lucy para obligarle a ver esas caricaturas que tanto le gustaba y cantar junto a ella.
No es como si Jayden y su linda sobrina fueran a vivir al extranjero, pero pese a eso, no pudo evitar hacer sus dramas.
Su vida y la rutina misma, poco a poco fueron cambiando y con eso, nuevas amistades llegaron. Por muy raro que pareciera, había encontrar un buen amigo en Fahel, el tipo era agradable, trasparente, siempre iba de frente y no le temblaba la voz a la hora de decir lo que pensaba. Compartían algunas aficiones en común y se reia de sus chistes aunque fueran malisimo. Descubrió de primera mano que aunque se viera como una persona apacible, podía ser completamente temible cuando de defender a los suyos se trataba, En verdad me agradas, pero es necesario que sepas que si por algún motivo lastimas a mi amigo, por muy mínimo que fuera, ten por seguro que mis dos puños quedarán enterrado en tu linda cara. Esa había sido la sutil amenaza por parte de Fahel una noche cuando tuvo la oportunidad de reunirse con él con el fin de conocerse mejor.
Su pequeña novia también era todo un caso. Diana le hacía reír con sus ocurrencias, era muy lanzada y no había segundo en donde no les molestara con sus insinuaciones. En cierto punto, hasta se parecía mucho a Jayden, quizás por eso se llevaban bastante bien.
Y en cuanto a su relación con Gulf, no todo había sido miel sobre hojuelas, pues la personalidad de ambos era diferente, cada uno tenía su manera de actuar y pensar, sin embargo, conforme fue pasando el tiempo, habían logrado construir su relación en la confianza, ambos tenían el concepto que la comunicación era una de las bases fundamentales en una pareja y si había algo que le molestaba del otro, lograban buscar juntos una solución, respetando sus diferencias y opiniones.
– ¿Que estas haciendo? – pregunto la persona que había llegado de improvisto al estudio.
– Trabajo en algo – logró decir Mew mientras mínimizaba una de la ventanas del ordenador – ¿Todo bien con Moon? – pregunto al tiempo que se giraba hacia Gulf.
El menor asintió.
– Maggie esta fascinada con ella y no la ha dejando en ningún momento – respondió él – ¿Como es que lograste convencerla? – preguntó.
– Tengo mis tácticas – alegó Mew. Se levantó de la silla giratoria y se acercó hacia el sofá amplio en donde permanecía Gulf sentado.
– Si antes te adoraba, ahora eres el mejor cuñado del mundo para ella – el menor sonrió mientras entrelazaban sus manos. La verdad es que le gustaba el cariño que su hermana sentía por el castaño.
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Inesperado
RomanceEn ocasiones, el amor se encuentra en las personas menos esperadas. - MewGulf