Ese día le resultaba extraño e inusual. Su privilegiada posición junto a la ventana, le permitía apreciar con más amplitud a un cielo cubierto por nubes negras y demasiados espesas que se iban asomando de apoco y que flotaban peresozamente al ritmo del viento. Como si el tiempo fuera un concepto sin importancia. La vista del exterior aún así le parecía agradable, nunca prestaba demasiada atención, pero el flujo de personas, la calma y el silencio de sus pensamientos le resultaban tranquilos y adormecedor.
Talvez otras personas podrían encontrarlo aburrido, sin embargo para Mew era interesante, pese a que el día era más oscuro de lo que estaba esperando. Allí afuera, un gris pesado y frío se arremolinaba en cada pequeño espacio de luz y calor con esmero. Parecía más frío desde su perspectiva, se agitaba como pequeños torbellinos, dándole una sensación algo deprimente y solitario, tal vez iba a llover más tarde.
Muchos no lo comprendían pero Mew realmente disfrutaba el invierno mientras duraba, sin embargo conocía a una persona que no lo hacía del todo, que renegaba y se quejaba cada vez que podía. Sonrió al recordar la nariz de Gulf que se arrugaba de una forma curiosa cada vez que esta de tornaba fria y roja.
– Y allí va de nuevo – escucho la voz de Alex a su costado. Lo miro por el rabillo del ojo y volvió la mirada hacia la ventana – No estoy seguro de que quiera preguntar que pasa contigo, pero es raro verte de buen humor, aunque también es bueno, ¿verdad?.
Los ojos de Mew se dirigieron al reflejo de Alex sobre el vidrio, estaba mirándolo con una expresión demasiado curiosa.
– Algo así, eso creo – hizo una mueca con los labios, la verdad no estaba tan seguro, pero ¿podria ser?.
Mew aún trataba de entender sus propias emociones, trataba de buscarle un sentido a todo y sobre todo entender como es que Gulf se había convertido inesperadamente en lo más persistente en este momento inusual de su vida. De pronto las cosas cotidianas se volvieron memorias de conversaciones a cualquier hora del día, todo parecia girar en torno a esas llamadas nocturnas que poco a poco fueron siendo más constantes. Tan sólo eran cosas simples, cosas de su vida que no pensó que podría volver a compartir con alguien más o cualquier tema de conversación que lo mantuviera entretenido hasta que se quedaba dormido.
Sin haberlo previsto, había comenzado a disfrutar de la risa que lanzaba Gulf del otro lado se la línea cada vez que decía algo tonto o incluso, aveces se quedaba en completo silencio escuchando cada detalle de su vida. Últimamente habia algunos instantes en los que Mew no se sentía como normalmente, no era la primera vez por supuesto, no podía ser tan despreocupado. Sabía que podía haber momentos así, sin embargo si era la primera en la que era tan conciente de esa curiosa sensación en su pecho. ¿Cuando había comenzado?. No lo sabía con exactitud.
Froto su frente y contrajo los labios en una mueca extraña que delataban las emociones confusas en su pecho. Aún era temprano para sumergirse en sus propios pensamiento y tratar de buscar una lógica a todo, siempre terminaba con un dolor de cabeza que le duraba todo el día, incluso por las noches llegaba con esa ligera molestia.
– ¿Te duele la cabeza?, ¿necesitas alguna aspirina? – pregunto Alex con repentina preocupación.
Mew agitó una mano, negando con esa acción. No necesitaba nada de eso.
– Estoy bien, no te preocupes – dijo él.
– Si necesitas descansar, sólo dilo.
Pese a decirle que estaba bien, Alex no dejaba de preocuparse por su salud, hasta se había negado a que volviera al trabajo días después de que su fiebre bajara. No había porque estar alarmados y actuar como si tuviera alguna enfermad terminal, además que si seguia postrado en la cama sin hacer nada un dia más, iba a volverse loco. No le gustaba estar encerrado.
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Inesperado
RomanceEn ocasiones, el amor se encuentra en las personas menos esperadas. - MewGulf