🍬A una milla🤠

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Alya estaba desnuda en el agua.
Mas no tenía que estar cerca de ella para saberlo.
No tenía que tener sus ojos en ella para verlo. Todo lo que tenía que hacer era cerrar sus párpados y dejar que el resto de sus sentidos se hicieran cargo.
Había escuchado el susurro de las sábanas sucias mientras las llevaba por el corto camino que corría hacia las aguas termales. Una vez que llegó y se arrodilló al borde de la cuenca, escuchó el chapoteo del agua, percibió el aroma del jabón en el aire, escuchó sus respiraciones profundizarse mientras luchaba por eliminar la prueba de su deseo por él.

Una vez terminado, había escurrido cada gota de la sábana empapada, la estiró y la puso sobre la rama de un árbol para secarla al viento.

Luego se detuvo.

Alya quería entrar al agua. Mars había captado el deseo en su aroma cambiante mucho antes de que la oyera susurrar “qué demonios” en voz baja.
El sonido de su camisa de franela deslizándose lentamente sobre su piel dorada le hizo rechinar los dientes con ganas. Lo que no haría para romper estas cadenas e ir hacia ella. Para envolver sus brazos alrededor de su cintura y arrastrarla hacia el agua humeante. Para acomodarla en su regazo y deslizarla por la longitud de su polla.

Mierda.

Mars maldijo con su viejo y sensato yo. El yo que se habría asegurado de envolver la cadena alrededor del árbol más grueso y resistente. Un árbol que no podría arrancar de raíz. El que tenía el tronco que podía ser cortado con el desgaste de la cadena.
Ahora estaba atrapado aquí, cociéndose de deseo mientras su omega entraba en el agua. Ella suspiró aliviada cuando el calor alivió sus músculos. A medida que el olor de su culpa siempre presente se transformaba en una satisfacción relajada.

Mars había esperado que él fuera el que arrancara esa última carga. Los dos olores de vergüenza y culpa habían salido de Alya desde el momento en que se había despertado en su cama, casi como si fueran reflexivos.
Esas no eran emociones con las que Mars tuviera mucha experiencia.
Siempre le habían parecido una pérdida de tiempo.
Lo había hecho, hecho estaba. No servía de nada detenerse en el pasado.

Culpa y vergüenza, esas eran emociones que tenían que se aprendían y podía adivinar quiénes habían sido sus maestros. Esos padres bastardos que había nombrado antes.
Entonces, ella tenía una jodida familia. No era una sorpresa. Hasta donde Mars sabía, todas las familias estaban jodidas. Por eso la gente estaba mejor sola.
Sin nadie más cerca, un alfa no tenía que preocuparse por la culpa o la vergüenza, o encadenarse a un árbol para salvar la vida de una extraña ingrata.

Mars escuchó el sonido de las respiraciones constantes de Alya.
Pasaron cinco minutos... diez... quince.
Joder, ¿se iba a quedar allí todo el día? Se dio cuenta de que ella no estaba haciendo nada. El agua estaba quieta.
Ella no estaba lavando o fregando. Ella solo estaba sentada allí.
Era su mala suerte que Dios lo hubiera maldecido con una omega perezosa, culpable y fácil de asustar.
Mars trató de calmar un poco la ira por sus acciones, pero por alguna razón, no podía. Algo dentro de él se negaba obstinadamente a enojarse con ella.
Claro, estaba molesto como el infierno por su negativa a liberarlo... pero también estaba ansioso por devolvérselo en especie en el momento en que le liberara.

Atando sus manos y pies a los postes de su cama y manteniéndola allí, desnuda y goteando, durante cinco días seguidos.
Mars se lamió los labios al pensarlo. Su polla se puso dura dentro de sus pantalones. El metal sonaba mientras ajustaba la pesada cadena alrededor de su cuello.

Y luego se congeló, el fuego en su sangre se convirtió en hielo en un abrir y cerrar de ojos.
A lo lejos, oyó que se rompía una rama de árbol. Un segundo después, el sonido inconfundible de una pisada sobre agujas de pino secas.
Mars levantó la cabeza. Cuando el viento cambió, el leve olor a miedo, penetrante y extraño, llegó a su nariz.
Debería haber captado el olor antes, pero había estado demasiado absorto en la fantasía que continuamente jugaba en su cabeza. Había estado distraído... por ella.
Y ahora había un extraño, una beta, peligrosamente cerca de su línea de su propiedad.

💧Mars🔥 "Finalizada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora