🥏Soy tu Alfa🖇

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Mars necesitaba llegar a casa.

Había pasado más tiempo en el Bar de Evander hoy que en todo el año pasado. Tanta conversación le estaba provocando un zumbido en la cabeza y picazón en la piel.
Aunque no todo había sido malo. Había esperado que convencer a sus hermanos alfa para que lo ayudaran a deshacerse de las betas sería una batalla cuesta arriba.

Después de todo, los traficantes de drogas no eran su problema. Nadie había violado sus tierras ni amenazado a sus omegas.

Pero extrañamente, todos con quienes Steve había hablado querían ayudar. Con todo, seis de sus hermanos habían acordado venir esta noche al anochecer para hacer guardia hasta que regresaran las betas.

Honestamente, cinco alfas eran demasiado. Mars no necesitaba seis hombres. Uno hubiera sido suficiente.
Se había imaginado que Kai era el único que habría aceptado, y solo porque el otro alfa se lo debía después de que Mars le hubiera ayudado a Kai a matar a los betas que vinieron a por su omega.

La participación de Kai tenía sentido. Estaba pagando una deuda.

¿Pero los otros cinco alfas?

Lo mejor que Mars pudo imaginar fue que estaban cobrando sus propias deudas, acumulándolas para el día que necesitaran su propia ayuda. Luego pedirían la deuda y Mars tendría que pagarla. Era lo único que tenía sentido.
Había una razón por la que Mars era reservado. No le gustaba pensar en otras personas. No le gustaba preguntase por qué hacían la extraña mierda que hacían.

Por supuesto, tampoco le gustaba tener que cazar intrusos. No le gustaba tener que probar constantemente el viento para detectar rastros de productos químicos, o escuchar las pisadas más leves.
Y seguro que no estaba de humor para eso ahora, cuando tenía cosas mucho mejores que hacer con su tiempo.
Como cazar para el invierno o pasar la noche enterrado entre las piernas de Alya.

Mars trató de ser paciente mientras Buck y Theo discutían sobre los detalles del plan. Pero finalmente, no pudo soportarlo más. Tenía que largarse de allí.
Se tragó un gruñido de molestia mientras se alejaba de la barra.

—Voy a llevar a Alya a casa —dijo sin ninguna otra explicación—. Os veré a todos esta noche.

No dejaron de hablar mientras se alejaba. Mars sacudió la cabeza. Nunca entendería a la gente. Ni siquiera a sus hermanos.
Afortunadamente, sabía dónde encontrar a Alya. El dulce timbre de su voz atravesó la pared, prácticamente tirando de él hacia fuera. Una vez fuera de la puerta, su aroma prácticamente lo envolvió, aliviando la molestia en su sangre al instante.

—Muchas gracias por traerme aquí —dijo Alya, cuando lo vio, levantando la vista de su conversación con Mia y Cassidy.

Una sonrisa iluminó todo su rostro. Nunca la había visto tan feliz. Tan viva. Tan hermosa.
Solo pudo gruñir en respuesta.

—Es hora de irnos.

Era mala suerte que su omega fuera una de esas personas que florecían en compañía de otros. Del tipo que prosperaba con el tipo de conexión humana que a él lo hacía miserable.
Pero podría aguantar otro minuto o dos, para que Alya pudiera despedirse de sus nuevas amigas. Observó cómo las mujeres sonreían y se abrazaban como si fueran hermanas y no extrañas que se habían conocido hacia tan solo media hora.

Cuando Alya finalmente se separó y lo siguió de regreso a la camioneta, el cambio en su estado de ánimo era sorprendente. Su aroma, su expresión, su voz, todo en ella se había aligerado. Era como si le hubieran quitado un gran peso de los hombros.
Esta vez, cuando se acomodó en el asiento del pasajero, suspiró contenta en lugar de preocupada.

💧Mars🔥 "Finalizada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora