Cap. 8 Sofá

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Obviamente utilicé mi nueva frazada, la verdad ya me había acostumbrado a lo frio que se mantiene aquí, pero fue un regalo de ella, como no usarlo.

Olía a nuevo, me di la vuelta para mí lado derecho e imaginé que Aidy estaba a mi lado, que dormía conmigo, tenía sus ojitos cerrados.
Cerré los míos también y dormí con una sonrisa en el rostro.

Al día siguiente no había manera de encontrarme con Aidy, quería agradecerle por mi regalo. Pero no ha si manera de encontrarme ni en las mañana ni en la noche, otra vez huye de mí o se esconde no sé.

Quería que habláramos o que me dijera algo, porque se que recuerda lo que sucedió o hizo esa madrugada.

Me estaba molestado el no poder verla ni hablar con ella, o solo quería verla al menos.
Comencé a tener un hábito, de subir a la azotea y quedarme ahí por horas, me encantaba estar en ese lugar, y el como el aire soplaba más fuerte que alborotaba mi cabello y por lo helado que estaba el aire.

Ya había pasado más de dos semanas que no la veía, era como si ya no viviera aquí, pero si lo hacía por el desorden que dejaba en su habitación.

Hoy después de la cena casi las diez de la noche, subí nuevamente a la azotea.
Me gustaba como se podía observar el bosque y su alrededor desde este lugar, literal estábamos en medio de la nada.

Estaba perdida en ese bosque y en mi imaginación cuando escucho unos pasos, el corazón se me aceleró al instante. Su perfume llegó con rapidez e invadió todo mi espacio personal.

Comencé a ponerme nerviosa, muy nerviosas, comencé a tomar con fuerza la barra que me detenía a no caer al vacío.

-Amor aquí estas!- dice y al escuchar su voz me decepciona.
Nuevamente estaba ebria, porque no está sobria cuando habla conmigo? Porque no tiene el valor de hacerlo y porque es una cobarde.

No quise ni girar a verla, me quedé dándole la espalda.
Pero mi sorpresa fue sentir como sus manos y brazos cuidadosamente fueron rodeando mi cintura, hasta rodearme completamente y quedar pegada a su cuerpo.

Sentía sus pechos en mi espalda, y por más que me negara, se sentía increíble esto. Mi cuerpo está tenso obviamente, esto era algo nuevo para mí.

Sentí su aliento en mi nuca, y eso hizo que todo mi cuerpo se erizará al instante, y que una corriente muy fuerte recorriera mi columna y espalda. Mi respiración comenzó a ser más profunda y constante.

La escuché sonreír y su mano izquierda me soltó de la cintura, y subió para apartar mi cabello y dejar mi cuello descubierto.

Solo pasó su nariz en mi cuello de abajo hacia arriba y esa acción me produce corrientes en todo mi cuerpo.

-Me encantas.- susurró sobre mi cuello haciendo que su aliento chocara en mi cuello, seguido de eso, sus labios besaron esa zona, provocando que me me estremeciera entre su cuerpo, y provocándome un gemido sin poder controlarlo.

Su mano izquierda volvió a sujetarme con fuerza, y volvió a besarme en el cuello, después sacó su legua y fue solo la punta la que recorría mi cuello de arriba hacia abajo.

Sentía que iba a desmayarme, mis manos sujetaban con fuerza ese pequeño tubo de metal. El frío había desaparecido ahora tenía un calor intenso.

Su mano derecha dejó de sujetarme con fuerza y comenzó a subir con una gran lentitud hasta llegar a uno de mis pechos, lo tomó con fuerza y deseo que un segundo gemido escapó de mi boca.

-Me encanta hacerte estremecer entre mis brazos y mi cuerpo.- susurra y está vez besa mi cuello pero succiona mi piel con fuerza. Casi grito de dolor, pero me había encantado esa sensación.

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