4 años antes...
–¿Y tú cómo crees que es un beso, Bethie?
Me encogí de hombros ante la pregunta de Martín, fingiendo indiferencia. Como si no hubiera imaginado mi primer beso en mil escenarios ficticios diferentes. Como si no llevara años fantaseando con eso, creando escenarios ficticios en mi mente. Pero claro, aquello no lo iba a aceptar nunca. Igual que tampoco iba a aceptar que el principal protagonista de mis escenarios falsos con el que había pasado años imaginándome que me besaba, era ahora el mismo a quien juraba destruir.
La hora del almuerzo en la escuela siempre tenía un aire de caos controlado: niños cambiando cartas Pokémon, adolescentes hablando de los últimos cotilleos y, por supuesto, el tema omnipresente del amor y las relaciones. A los catorce años, estos temas sonaban como cuentos de hadas y deseos en estrellas fugaces, más allá del alcance pero eternamente fascinantes.
–No lo sé –respondí, mordiéndome el labio–. Supongo que tiene que ser algo super guay. Si no, los adultos no lo harían tanto.
–Tienes razón. Aunque nunca he entendido el motivo de por qué parece tan fascinante que dos bocas se junten. Tiene que tener algo de especial –divagó Noelia, con el ceño fruncido–. Si no, mi madre y mi padre no se besarían tanto.
–Pues yo creo que tiene que ser genial, sobretodo el primero.
Casi me atraganté con el almuerzo delante de mi. Suerte que bebí agua rápido, porque no me apetecía hacer un escándalo ahí, en mitad del comedor escolar, a primera hora de la mañana.
–¿El primer beso?
Martín asintió con la cabeza y bajó la voz, arrastrando las palabras como si estuviera revelando un gran secreto.
—Sé que habéis pensado en eso. En el primer beso. ¿Cómo creéis que será?
Noelia no tardó en responder.
–Oh, tiene que ser mágico, ¿sabes? Como en las películas. Un ambiente perfecto, velas, todo eso. Y si puede ser con un vampiro como Edward Cullen, mejor.
Rodé los ojos. Ya estaba Noelia y sus referencias con crepúsculo. ¡Es que estaba completamente obsesionada!
Martín asintió, comiendo una patata frita.
–Eso suena bien. Aunque te deseo suerte al encontrar un vampiro que brille en el sol –Noelia lo miró mal y su primo simplemente se encogió de hombros, volviendo la atención hacia mi–. ¿Y tú, Beth?
Me encogí de hombros, luchando por mantener un semblante de indiferencia.
–No lo sé. Supongo que será... ¿interesante?
Noelia se inclinó hacia adelante, mirándome a los ojos.
–Vamos, tienes que haberlo pensado más que eso. ¿Nada de mariposas en el estómago? ¿Ningún choque eléctrico?
Martín asintió, mostrando su apoyo.
–Sí, ¿no es eso lo que se supone que se debe sentir? Como si sintieras... electricidad.
Fruncí el ceño.
–¿Electricidad?
Martín asintió con la cabeza.
–Sí, como un corriente eléctrico.
–Como si alguien te electrocutara con un taser –añadió Noelia, con expresión maliciosa.
–Noelia, los tasers están prohibidos –le informó su primo–. Son ilegales.
Ella simplemente se encogió de hombros y Martín rodó los ojos. A nadie le sorprendía ya los macabros gustos de Noelia: desde pequeña, había tenido unos hobbies poco convencionales, pero que la hacían especial, a su manera.
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ENTRE LAS PÁGINAS DE LA NERD | DISPONIBLE EN FÍSICO
عاطفيةPara ella, él fue su primer amor, ahora es su peor enemigo. Para él, ella es la única que consigue bajarle las defensas. Elizabeth lleva la pagina más importante de cotilleos de la universidad Hallax. David Hunter es uno de los misterios más inter...