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–Eres consciente de que no puedes esconderte aquí todo el día, ¿verdad?

–No veo por qué no puedo.

–Bueno, de poder puedes, pero este será el primer lugar donde tu madre buscará cuando se de cuenta de que no estás en casa.

Me crucé de brazos.

–Pues entonces me iré a algún lugar dónde no pueda encontrarme nunca.

Martín me miró con diversión.

–Sabes tan bien como yo que tu madre te encontraría incluso en la cima del Himalaya. No hay lugar de este mundo donde puedas esconderte.

–Eso parece más un argumento de película de terror que un intento de dar ánimos a Beth –dijo Noelia, mirando a su primo–. Pero me gusta. La película podría llamarse: "Madre terrorífica".

Martín frunció el ceño.

–"Madre terrorífica" es un nombre absurdo.

–Tienes razón. Le falta gancho –Noelia se colocó una mano en la barbilla–. Lo tengo: ¿qué os parece "la madre vampira terrorífica"?

Puse cara de circunstancias.

–¿Y se puede saber de qué iría la peli?

–Yo no sé si quiero saberlo –añadió Martín con cara de desagrado.

Noelia no hizo caso a sus plegarias y dijo alegremente:

–De una madre terrorífica que busca a su hija por todo el mundo para realizar un ritual vampírico y conseguir la inmortalidad.

–Me suena a fracaso en la taquilla.

–No veo por qué, yo me la miraría.

–Noelia, tu gusto cinematográfico es terrible. Solo ves películas de hombres lobo y vampiros.

–Eso es mentira. También me gustan las de zombis.

Martín y yo pusimos los ojos en blanco. Su primo bufó y volvió la atención hacia mi.

–Lo que quiero decir es que no tienes escapatoria posible. Tienes una comida familiar programada desde la semana pasada, y sí, tal vez no tengas muchas ganas de ir a comer con la familia Hunter –puse una mala cara y Martín rectificó–, o mejor dicho: no tienes ninguna, pero tienes que hacerlo.

Me puse las manos a la cabeza y me tiré del cabello, frustrada.

–Va a ser un desastre. Y vosotros lo sabéis. No me queda otra que escaparme a algún lugar remoto, como una isla desierta.

–Ni siquiera así, tu madre te encontrará en el aeropuerto.

–Pues entonces iré a Bruselas y pediré asilo político.

–Pero tú no eres política, Bethie.

–Los políticos mienten constantemente. Si yo digo que soy política, puedo serlo. Solo me estoy ciñendo a mi trabajo.

Noelia negó con la cabeza. Al parecer, le divertía mucho aquella situación.

–La diferencia es que tú no sabes mentir.

Sollocé, exasperada. Esto era peor de lo que me esperaba. Cuando David se había presentado a mi casa para darme las ganancias pertinentes por haber ganado al póker, nunca había imaginado que mi madre le propondría hacer una comida familiar en nuestro jardín como en los viejos tiempos. Pero aún me esperaba menos que lo acabáramos haciendo de verdad. Mi madre lo había estado organizando todo, en secreto, para que yo no me enterase de nada. ¡Incluso Simón estaba metido en su complot! Para colmo, me había enterado de todo su macabro plan hoy por la mañana, cuando se había dignado a explicarme, como quien no quiere la cosa, que la familia Hunter iba a venir a comer. Y que no tenía posibilidad de escapatoria.

ENTRE LAS PÁGINAS DE LA NERD | DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora