3

3.4K 144 25
                                    

En la actualidad

El tintineo de las campanas marcaba el final del día en el instituto. Salí junto a mis amigos, Martín y Noelia, y nos dirigimos hacia el coche de Martín, el único de nosotros tres que tenía el tan preciado carnet de conducir. Era una costumbre que habíamos adoptado desde hacía tiempo: después de la escuela, Martín nos llevaba a nuestras casas.

Sin embargo, en esta ocasión, ni siquiera la comodidad del paseo en coche lograba aliviar mi mal humor. Me dejé caer en el asiento trasero, cruzando los brazos y mirando por la ventana con una expresión hosca. Mis amigos intercambiaron miradas preocupadas antes de que Noelia decidiera romper el incómodo silencio.

–¿Qué pasa, Beth? Te notamos rara desde que salimos del instituto.

Vi a Martín asentir con la mirada fija en la carretera y las manos en el volante.

–Sí, parece que estás a punto de desatar tormentas.

Mis labios se fruncieron aún más mientras exhalaba un suspiro frustrado.

–Estoy enfadada, eso es lo que pasa.

Noelia giró el rostro desde su asiento de copiloto para mirarme. Enarcó una ceja inquisitiva.

–¿Enfadada? ¿Qué te ha pasado?

Martín rodó los ojos.

–Beth está cabreada porque su compañero para el trabajo de biología es David Hunter.

Martín y Noelia intercambiaron una mirada de sorpresa y luego se echaron a reír, lo que solo logró aumentar mi mal humor.

–Vamos, Bethie, no puede ser para tanto.

–Sí que lo es, Noelia. Es igual de terrible que ir a Mordor para enfrentarme a un ejército de ogros.

–Tu obsesión por El Señor de Los Anillos es enfermiza.

–Es la mejor saga que se ha escrito nunca –repliqué, cabreada–. Creo que me voy a cambiar de instituto.

Noelia negó con la cabeza, divertida.

–Eres una exagerada, Beth. No será tan terrible.

–Tienes razón –puse los ojos en blanco–. Será peor que terrible. Será una tortura, un apocalípsis, un cataclismo...

Martín chasqueó la lengua contra su paladar y me dirigió una mirada por el retrovisor del coche.

–Yo creo que podréis trabajar juntos en paz.

–¡No lo entendéis! –exclamé, irritada–. David y yo somos enemigos mortales, ¡y ahora tengo que pasar todo un trabajo escolar con él!

–Podría ser peor. Al menos, David es un tío inteligente.

–Sí, tan inteligente que ya me ha intentado sobornar con que haga todo el trabajo por él –bufé.

–¿De verdad? –preguntó Noelia. Aquella situación le parecía muy divertida–. ¿Y con qué te ha hecho chantaje, exactamente?

Puse los ojos en blanco.

–Me ha dicho que solo tenía que pedir algo que él se iba a encargar personalmente de cumplirlo. Puso ejemplos estúpidos, como que podía conseguir que yo fuese animadora. O que tuviera una matrícula en matemáticas.

–Pero ya tienes matrícula de honor en matemáticas.

–Y aborreces a las animadoras –terció Martín.

–Exacto. ¿Me imagináis a mi con un uniforme de animadora? Antes muerta.

Noelia explotó en risas.

ENTRE LAS PÁGINAS DE LA NERD | DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora