Hace 3 años...
Las luces del aeropuerto brillaban intensamente en la oscuridad de la noche mientras el avión se preparaba para el despegue. El bullicio del grupo del instituto llenaba el aire de excitación. Viajar a Europa, a Italia en particular, había sido un sueño para muchos de nosotros. Había algo en las calles adoquinadas, el arte renacentista, y la promesa de helado auténtico que nos atraía a todos.
Sonreí para mis adentros, recorriendo el arco de mis nuevos dientes perfectamente alineados con la punta de la lengua. Ah, la libertad de no tener que llevar aparato. Hacía dos semanas que me habían sacado el aparato dental, y por fín, después de tres años de duración, podía ver mi sonrisa sin hierros de por medio. Además, había dejado atrás mis gafas gruesas, reemplazadas ahora por unas lentes de contacto que permitían que mis ojos de color caramelo brillaran con un tinte verde bajo la luz del sol. No es que me preocupara demasiado mi apariencia, pero los cambios recientes en mi físico no pasaban desapercibidos. Martín y Noelia comentaban con frecuencia cómo me había desarrollado en el último año, las curvas emergentes que me daban una figura más femenina y cómo, por fin, había pasado a la categoría de las chicas que llevaban sostén.
Y, por supuesto, estaba Brad. Habíamos empezado a salir hacía apenas unas semanas y, aunque todavía estábamos en esa fase inicial de conocernos, cada día sentía que nuestra conexión se hacía más fuerte. Todo en mi vida parecía encajar, como las piezas de un puzle que finalmente encontraban su lugar.
El murmullo del avión me sacó de mis pensamientos. Mientras todos esperaban con impaciencia el despegue, noté algo fuera de lugar. La profesora Baker, que tenía un control abismal sobre sus nervios, parecía estar en un estado de creciente ansiedad. Sus ojos escaneaban el avión de un lado a otro, y por primera vez, noté una expresión de genuina preocupación en su rostro.
Para mí, la profesora Baker siempre había sido una figura imponente. Sus clases eran rigurosas y sus expectativas altas, pero había algo en su carácter firme que inspiraba respeto y confianza. Así que no fue de extrañar que al verla preocupada, me alarmara.
Sus murmullos con el profesor Gómez, un hombre delgado con gafas que siempre llevaba pajaritas extravagantes, eran casi inaudibles. Me incliné un poco en mi asiento, esforzándome por escuchar. Palabras como "falta". "impuntualidad" y "despegue inminente" llegaron a mis oídos, añadiendo al misterio.
Justo cuando la tensión parecía llegar a su punto máximo, la figura conocida y rebelde de David Hunter apareció en la entrada del avión. Su respiración estaba agitada y sus mejillas estaban rojas, como si hubiera corrido a toda prisa desde el terminal.
La profesora Baker le lanzó una mirada que podría haber derretido el acero.
—Señorito Hunter, su puntualidad deja mucho que desear.
David levantó una ceja, su sonrisa socarrona en su lugar.
—Llegué, ¿verdad? No veo cuál es el problema.
Mis ojos estaban pegados a David. A pesar de su actitud arrogante, su increíble habilidad para ponerme de los nervios y su sonrisa sarcástica que me sacaba de mis casillas, había algo innegable en él: su atractivo. Cada vez que lo veía, mi corazón se saltaba un latido y sentía un calor familiar subir por mis mejillas. Y aquello me molestaba, mucho más de lo que podría admitir nunca. Porque sí: David había sido mi primer amor. Pero también era mi peor enemigo. Y que mi corazón diera saltitos siempre que lo veía lo consideraba una alta traición por parte de mi propio cuerpo.
El profesor Gómez intervino, tratando de aliviar la tensión.
—David, toma asiento. Estamos listos para despegar.
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ENTRE LAS PÁGINAS DE LA NERD | DISPONIBLE EN FÍSICO
RomantizmPara ella, él fue su primer amor, ahora es su peor enemigo. Para él, ella es la única que consigue bajarle las defensas. Elizabeth lleva la pagina más importante de cotilleos de la universidad Hallax. David Hunter es uno de los misterios más inter...