Capítulo 13 (+18🔥)

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Entré a la casa, Todd y Dakota se encontraban en el sofá viendo una película, él la rodeaba con los brazos cómodamente sin verse empalagosos. Al verme subir molesta ella se levantó siguiéndome arriba.

—¿Qué pasó? —ella cerró la puerta para quedarnos a solas.

—Fui a ver a Eddie. —me senté en mi cama.

—¿Estás loca? ¿Por qué?

—Ya recibí un regaño de Liam, no necesito uno tuyo también.

—No es regaño, solo mi sincera opinión. Has lo que quieras, si quieres verlo o no, perdonarlo o incendiar la prisión con él adentro es tu decisión. —se sentó frente a mí y recordé lo que pasó aquí al noche anterior. Mi cara algo asqueada por estar sobre esa acumulación de ADN era muy notoria ante los ojos de mi prima —Tranquila, cambié las sabanas mientras no estabas.

—Hablando de eso. ¿Tú y Todd? ¿Desde cuando sucede?

—Desde que me quedé a dormir en la habitación de los chicos para que tengan una noche a solas.

—Entonces es reciente.

—Es muy casual.

—Pero creí que se detestaban, no dejaron de discutir todo el camino.

—Está molesto, le dije que aún no supero a Zack.

—¿Todd celoso? No lo esperaba. —la vi fijamente —Nada de esto. ¿Qué harás con él?

—Ya veré, tiene lindo trasero.

—Lo vi. —no reímos y Liam entró a la habitación.

—¿Podemos hablar? —asentí.

—Iré a ver si los chicos tienen hambre. —ella salió.

Liam se sentó en el lugar de mi prima para poder hablar. Raramente estamos tensos y sin nada que decir, estar en desacuerdo no ha sido algo común en lo que llevamos juntos.

—Lo siento. —habló primero —Debí escucharte, no sacar mis problemas.

—Y yo debí decirte que iría a verlo, pero sabía que si ibas volverías a golpearlo.

—Debí matarlo cuando lo fui a buscar esa noche.

—Pero estarías tú en su lugar.

—Valdría la pena. —me echó una mirada divertida —Me veo mejor de naranja. —solté una risa.

—Cualquiera se ve mejor que él, su nariz no sanó del todo. —sonreí.

—Me alegra que esto te ayudara a seguir adelante, te lo mereces. —tocó mi cabello y subió a mi mejilla —No mereces que nadie te hunda al fondo del pozo. —tomó el dije del collar que me dio —Naciste para volar alto. —levanté las comisuras de mis labios en una sonrisa.

—¿Ahora que haremos con el auto?

—Yo me encargo. Papá me dio el repuesto de su auto.

—Vamos, te ayudo.

Bajamos, los chicos se habían ido y nosotros nos metimos al garaje, lo ayudé a cambiar la rueda y en menos de diez minutos terminamos de cambiarla.

—Siento haber arruinado nuestra última noche.

—Yo no la veo arruinada. —dijo mientras sujetaba la última tuerca y me vio —Lo único que quería era pasar tiempo juntos este fin de semana.

—Cambiar un neumático no es muy romántico que digamos.

—Pero puede serlo. —se puso de pie y me puso contra el auto.

Me subió sobre el baúl cerrado, pasó sus manos por mi cintura deslizándolas por debajo de los costados de mi remera mientras que lo acercaba a mí abrazándolo con mis brazos y piernas.

Seamos mariposas 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora