CAPÍTULO 10: LA PASIÓN
Blaine entraba por primera vez a la casa de Beiste. Nunca había visto un sitio tan lujoso. Las paredes estaban pintadas de colores alegres, los techos eran altos y los grandes ventanales dejaban entrar la luz del atardecer. Eso daba una sensación de calidez hermosa. Los muebles eran claros, de madera maciza.
Caminaron hacia el gran salón, donde tendría lugar la cena. El lugar ya estaba preparado para recibir los veinticinco invitados que habría en la noche. La vajilla era de lo mejor que había en el mercado, incluso tenía un baño de oro en el borde. Las copas eran de cristal y de diseño exclusivo. El mantel color crema tenía bordadas a mano unas flores rosas y detalles en hilo de oro. El moreno pensó que uno sólo de esos objetos costaba más que todo su apartamento.
Cuando pasaron por la cocina, vio a un montón de Browns trabajando a toda velocidad para tener todo listo. Sintió una punzada en el corazón porque él podría haber sido uno de ellos.
Subieron unas escaleras hasta la última planta de las tres que tenía la mansión. En ella había dos enormes habitaciones, más grandes incluso que el apartamento en el que vivían sus padres y sus tres hermanos.
– Ésta es la tuya. – Shannon indicó señalando una de las dos. Estaba decorada en tonos azules y blancos, realmente parecía el cielo. – Puedes descansar un rato. Tienes hora y media hasta que vengan los invitados.
– Gracias.
– Buenas noches. – Burt saludó a la anfitriona nada más llegar y luego se quedó mirando a Blaine.
– Buenas noches. Él es mi sobrino Blaine. – Shannon comentó tranquilamente.
– Encantado de conocerte. – Los dos se saludaron con un apretón de manos.
– Él es Burt Hummel y el chico que lo acompaña es Kurt Hummel, su hijo.
Los dos adolescentes se miraron a los ojos. El moreno recordaba perfectamente su misión y le dedicó su mejor sonrisa mientras le daba la mano.
– Es un auténtico placer. – El Brown dijo en apenas un susurro.
El castaño se quedó totalmente embriagado por la belleza y la elegancia de Anderson... O Beiste, como él lo conocía. Sus ojos estaban muy azules por las lentillas y resaltaban por su intensidad. Su sonrisa era capaz de enamorar y sus brazos... El recién llegado sabía que era una persona por la que perder la cabeza. Porque era muy difícil encontrar hombres así.
Kurt reía de uno de los comentarios divertidos que acababa de hacer Blaine. No sabían en qué momento habían quedado solos, aunque no le extrañaba. Elliot, Marley y Jesse estaban demasiado metidos en una de sus eternas conversaciones de política que a él no le interesaba y ellos cinco eran los únicos jóvenes invitados a esa cena. Por eso le encantaba tener al moreno ahí, era una oportunidad para no tener que escuchar conversaciones sobre temas que no le interesaban.
– ¿Tienes planes para mañana? – Las palabras del Blue salieron solas de su boca, casi sin que él las pensara o las deseara pronunciar. Tardó poco en arrepentirse de haber sido tan directo, pero ya no podía retractarse.
– Salir contigo. – Anderson respondió sin ninguna vergüenza.
– Te veo muy seguro de ti mismo. – Hummel susurró mientras se acercaba a él.
– ¿Te gusta que sea así? – Blaine preguntó inocentemente.
– Me encanta.
Kurt miró a los lados para asegurarse de que su padre no lo miraba. No es que fuera a desaprobar lo que fuera a pasar pero no quería que lo viera porque quería que ese momento fuera para ellos. Como estaba seguro de que nadie les prestaba atención, besó los labios del moreno con dulzura y suavidad.
Ese beso era muy distinto a los que se había dado con Sam, aunque tampoco habían sido muchos. Sin embargo, el recuerdo de los labios del rubio hizo que deseara profundizarlo. El castaño estaba encantado de notar el ansia y deseo del otro, aunque desconocía que no era por él.
– ¿Te paso a buscar a las tres?
Sebastian y Cooper estaban celebrando el avance del primero en su misión. Había conseguido que Adam Crawford confiara más en él. Todavía no eran íntimos amigos como era el objetivo, pero había conseguido que lo invitara a una fiesta con sus amigos más cercanos. Ese era un gran logro puesto que sólo había habido unos quince invitados y ellos dos habían sido parte de la celebración.
Los dos habían bebido algo durante la fiesta y estaban algo desinhibidos. El vino de la cena, el champán y los Gin-Tonic de después habían conseguido que perdieran algo las formas. Por eso el castaño decidió ir a casa de Cooper en vez de a la mansión Bomer. No quería que los mayores lo vieran en ese estado, ni quería despertarlos.
Los dos jóvenes habían congeniado de una manera especial. Esas semanas habían compartido mucho tiempo y se conocían bastante más. Poco a poco había empezado a surgir una atracción entre ellos aunque no habían hecho nada para mostrarlo. No querían que el otro se enterara.
Por un lado, Cooper admiraba la fortaleza y la seguridad del Green. Había visto como lo apartaban de las personas que amaba y seguía sin mostrar debilidad. Era como si nada pudiera dañarlo, como si fuera invencible. Sabía que eso no podía ser así, que tenía que haber algo más, algo oculto en el corazón del joven y que por algún motivo escondía.
Por otro lado, Sebastian veía en el mayor alguien a quien admirar. Lo tenía todo y aún así lo arriesgaba para luchar por una sociedad más justa para los demás. No podía creer que hubiera gente con tan buen corazón, era algo que la vida le había enseñado que no existía.
El alcohol de sus venas les impidió pensar con claridad, haciendo que el menor juntara sus labios con los del Blue en un beso desesperado. La atracción que había entre ellos era inmensa pero habían conseguido contenerla hasta ese momento. Los dos se dejaron llevar por la pasión, no eran vírgenes y por lo tanto no tenían miedo a lo que podría pasar entre ellos. La ropa fue cayendo al suelo mientras Sebastian pasaba a besar el cuello de Cooper y sus manos agarraban directamente el redondeado trasero. ¡Cuánto tiempo llevaba esperando poder probar esa piel!
El ojiazul lo arrastró hasta su habitación y por el camino dejaron más ropa. Para cuando llegaron a la cama, apenas les quedaban puestos los calzoncillos. Se dejaron caer sobe el colchón, deseando que esa noche fuera eterna. Las manos de ambos buscaban en el cuerpo ajeno nuevas sensaciones mientras descubrían nuevas partes del otro.
Smythe terminó de desnudar al otro y su mirada se dirigió al miembro de su amante, que estaba totalmente excitado en ese momento. Se abalanzó a sus labios y mientras lo besaba comenzó a masturbarlo con la mano. La temperatura aumentó notablemente mientras el mayor se estiraba para alcanzar el bote de lubricante y los preservativos.
Sebastian se dispuso a preparar con sus dedos al otro. Quería que Cooper fuera el pasivo, era lo que más deseaba y no iba a permitir otra cosa. El mayor no protestó, por lo que decidió continuar. Se puso el preservativo y bastante lubricante antes de entrar en su amante.
La conexión que ambos sintieron fue increíble. Jamás pensaron que pudieran sentirse así. Tenían miedo de que esos sentimientos crecieran demasiado y que llegara un momento en el que pudieran ponerle la etiqueta de amor. No querían que eso ocurriera porque sólo podría significar una cosa, sufrir.
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El Niño De Tus Ojos (Blam+Coopbastian boyxboy)
FanfictionUn mundo en el que el color de tus ojos define tu vida, dos niños que se enamoraron con tan solo un beso, dos corazones incapaces de olvidar, dos amores imposibles, una lucha por la libertad, dos hermanos que nunca se conocieron y una familia rota p...