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Elizabeth

En la madrugada —casi para amanecer— Conrad tocó mi puerta dos veces, por lo que me paré un poco somnolienta.

—¿qué pasa? —pregunté casi en un murmuro.

—no puedo dormir si no es contigo —respondió encogiendo sus hombros— además, recuerda que iremos a buscar mis apuntes a Brown.

—¿ahora? —abrí levemente mis ojos.

—no, más tarde —respondió obvio— Por ahora déjame pasar a tu habitación —sonrió inocentemente.

Rodé mis ojos mientras me hacia a un lado, para luego, sentir como se tiró a mi cama de manera desesperada. Cerré la puerta para acostarme a su lado, quien me esperaba con los brazos abiertos.

—no me vuelvas a molestar más nunca en la madrugada, Conrad —lo amenacé sin importar que casi no lo veía por la poca luz que daba.

—no lo haré, lo prometo —dijo en un susurro divertido.

Me acomodé en su pecho para que al segundo me quedara dormida.

★★

El sol que colaba por mi ventana hizo que me levantara, pero la mano en mi cintura lo impedía. Pero sin importar de ello, la quité y me caminé hacia las persianas para cerrar de ellas, luego, volver a acostarme.

—no te duermas —murmuró en mi oído.

—cállate, ayer no me dejaste dormir —refuñé volteandome hacia el otro lado.

—¿qué no te deje dormir? —su tono de voz salió un poco chillón.

—no, ni un segundo —me volvía voltear para enarcar una ceja mirándolo.

—si te escuché hasta roncar, Elizabeth —enarcó su ceja. Me sonrojé al segundo.

—¿roncar? Yo no ronco, mentiroso —le pegué levemente en su hombro, para luego sentarme en la cama. Él imitó mi acción.

—si lo haces, pero solo cuando estás muy cansada —abrazó mi cintura mientras dejaba un beso en mi cabello— por cierto, buenos días.

—buenos días —respondí dejando un beso en sus comisuras— ¿nos vamos antes de que todos despierten?

—sí, me iré a bañar —se levantó de la cama, para luego dejar otro beso en mi cabello e irse.

Me levanté de la cama, la tendí y ordené un poco mi habitación, para luego, entrar al baño.

Cuando estuvimos listos, bajamos las escaleras silenciosos y percatando que no había nadie en la plata baja. Llegamos al auto casi al segundo, y como usualmente lo hace: abrió la puerta para mí y luego sentarse en su puesto.

—¿conoceré a Jack? —pregunté con una pizca de ilusión.

—tal vez —respondió con una semi sonrisa.

Sonreí mientras prendía la radio; sweet nothing by Taylor Swift sonó al instante.

—¿por qué cada vez que estoy contigo tiene que sonar Taylor Swift? —preguntó mirándome.

—es que ellos saben cuando la mejor swiftie esta escuchando la radio —respondí con cierto aire de superioridad moviendo mi pelo, él rió en respuesta.

FALSE GOD | CONRAD FISHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora